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Columnas de Opinión

Ayer jueves sobre las cuatro de la tarde

VIERNES, 24 DE NOVIEMBRE DE 2017
Publicado por

Columna de Opinión



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Ayer jueves sobre las cuatro de la tarde, al bajar del colectivo, una pasajera que venía conmigo desciende y camina un poco rezagada tras mío (normalmente apuro el paso al caminar, con ella aún más, verán por qué). Yo ya había cruzado unos segundos antes, y esta pasajera venía recién llegando a la vereda, y desde un camión le expresaron sonoramente su interés sexual. Por supuesto, el camión no se detuvo ni se bajó un muchacho arreglándose apuradamente mientras ensayaba versos que demostrasen algún grado de esfuerzo para acercarse; no, sólo la fuga.

La pasajera, otro de los motivos por los que apuré el paso, es una niña de 16 años que vestía de uniforme. Le pregunté si le había pasado anteriormente y me dice que sí, que le es habitual. Normalmente apuro el paso si hay niñas porque entiendo que pueden sentirse cohibidas o un poco expuestas en descampado. Me repugnó siempre la figura del “viejo” que hablaba a liceanas en solitario.

Creo que es necesario proteger la integridad de mujeres, y de las niñas (por supuesto) de quienes las agreden pretendiendo que su deseo sexual (por una menor de edad, en el caso que describo) es más imperioso que el trato considerado a una mujer.

Creo que como comunidad podemos hacer algo al respecto, de hecho, es nuestro deber no naturalizar el tipo de trato degradante contra las mujeres. Yo, personalmente, por ahora escribo, después editaré videos, y buscaré organizar alguna actividad. Sé que en solitario estoy más bien diluyendo un esfuerzo ¿Pero si hay más gente que quiere evitar que sea normal el acoso porque “siempre ha sido así”?

A los niños debe enseñárseles que las mujeres no enganchan habitualmente ante la mera insinuación, de hecho, pretenderlo habla más de su propia historia de cómo entienden el lugar de sus madres y hermanas. A las niñas se les debe enseñar que su capacidad femenina no se limita a tratar de ser concebida como objeto sexual. Es súper progre vender que las niñas pueden vestirse como quieran y que los varones no deben reaccionar. Cualquiera que conozca algo de respuesta neurológica masculina sabe que es una pelotudez, pero sí, un hombre debe contenerse (no se discute). No es una bestia, debe ser formado para ser persona.

¿Qué clase de futuro arriesgan niñas cuya mejor perspectiva es alguien que les recite un par de letras intrascendentes de reggaetón? ¿Cuál es el futuro como especie que nos aguarda si los hombres ven menores de edad y entienden lícito o prestigioso demostrar deseo sexual?

Francisco Javier Larraín Sánchez

Docente e Investigador

 


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