No es un misterio que la delincuencia es uno de los principales temas que preocupa a los chilenos. Además, la lucha contra este flagelo es una de las áreas peor evaluadas por parte de la ciudadanía.
Sin duda, un dolor de cabeza para las autoridades, pero también un problema que ningún gobierno ha sido capaz de darle una eficaz solución, independiente del color político.
Y Rancagua, lamentablemente, no escapa de esta dramática realidad. En los últimos meses hemos visto una fuerte preocupación de locatarios del comercio del centro de Rancagua, a quienes se han sumado los empresarios gastronómicos ubicados en el damero central, por los actos de delincuencia que, según denuncian, se han visto incrementados en el centro de capital de O’Higgins.
Pero no son los únicos que sufren. Hace unos días, diario El Tipógrafo reveló el dramático caso que afecta al emblemático Colegio Moisés Mussa. Establecimiento que ha sido afectado por una ola de robos en tan solo un mes: 8 veces en 30 días ha sufrido hechos delictuales, perdiendo material educativo y tecnológico clave para el desarrollo académico de los alumnos. Un caso puntual, pero no por ello menos inquietante.
Y ayer la Fundación Paz Ciudadana reveló que Rancagua se encuentra entre las comunas con mayores índices de victimización por robos o intentos de robos, incluso por sobre la media nacional.
Todos estos datos son señales a las que la autoridad debe poner mayor atención, para que no pasen como un dato más o de menor importancia.
Señales que obligan a replantearse que en esta lucha algo no se está haciendo de la manera adecuada o con la eficacia que la ciudadanía espera o anhela.
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