Señores y sirvientes

No sólo en Chile se sacude la agenda con la disputa sobre modelos valóricos enfrentados. Tampoco es reciente, aunque normalmente la juventud de los “comunicadores” así haga ver natural su conveniente “desinformación”.
Bajo el mandato de Ronald Reagan, y usando en parte el dinero del tráfico de drogas donde participaban las dictaduras sudamericanas, cosa que aprendimos en las audiencias del escándalo Irán-Contra, la CIA dirigió recursos para promover una agenda de alienación de la realidad social a través de la “Derecha Religiosa”. Figuras como Jimmy Swaggart o los miembros del “Club PTL” fueron promovidos en televisión abierta, por Televisión Nacional, en el caso de Chile, regalando miles de libros.
El propósito en la época era el de promover una espiritualidad que apelará a una recompensa por una vida social más allá de lo político. Sabemos cómo Juan Pablo II no lograba alinear sus intereses compartidos con Reagan en su “lucha contra el comunismo”, en varios espacios hombres de Cristo apelaban a la dignidad de la vida de quienes eran objeto de asesinato. Monjas y sacerdotes asesinados por escuadrones de la muerte en Centroamérica contaron con anuencia papal. En Chile la Iglesia estaba encabezada por un varón de Cristo, a diferencia del resto de Sudamérica, la Iglesia chilena dio esa pelea. Mientras, en el Te Deum evangélico de 1988 el Pastor Vásquez llamaba al agradecimiento a la milicia. Yo estuve en misas en la Catedral Metropolitana de Santiago cuando fuera de ella había personas reclamando, buscando interrumpir ceremonias de Navidad, porque no se dejaba matar tranquilo porque la Iglesia Católica presentaba recursos judiciales.
Posteriormente la Iglesia de Juan Pablo II, organizó una estructura paralela para la protección de pederastas y perdió un alto grado de legitimidad hasta hoy. Ya nadie manda a sus hijos confiados a la Parroquia, tampoco yo. En el camino, centraron su discurso en lo que ocurre en la intimidad coital, obviando el mensaje crístico social, generando una
Mientras, los credos protestantes en Chile comenzaron a crecer y diversificarse más allá del control de organismos de inteligencia nacional y externo. Los hay de todo tipo, y como siempre, el prejuicio de igualar a todos con algunos sigue siendo una mentira indigna: no todos los ateos, católicos, judíos, protestantes, etc. son iguales. Y así como la grey católica no es responsable de los actos de sus dirigentes, tampoco lo son necesariamente los fieles pentecostales por declaraciones de su cúpula.
Cuando hay gente que “defiende valores” se hace extraño, porque sus adversarios también, sólo que con matices. Pero se reconoce, como decía Cristo a quien es de Dios porque le sirve a Él, y no al dinero. Curiosamente, el beneficiado de la vulgaridad de cuatro obispos, es quien no sirve a Dios.

Francisco Javier Larraín Sánchez

Docente e Investigador