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Columnas de Opinión

Las edades de don Bernardo

MIÉRCOLES, 23 DE AGOSTO DE 2017
Publicado por

Columna de Opinión



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El 20 de agosto de 1778, don Ambrosio O´Higgins tenía 56 años de edad, y la joven madre solo 19, existiendo 37 años de diferencia de edad entre ambos. Cuando don Bernardo regresó a Chile en 1802, tenía 23 años de edad, y su madre, a quien vino a conocer por fin, 43 años. Su hermana Rosa, inseparable desde entonces, rondaba los 20 años.
Al instalarse en Las Canteras, don Bernardo tenía 25 años, y allí encontró y construyo el hogar de que nunca había disfrutado, junto a su madre y a su hermana.
El 4 de julio de 1811, al jurar como diputado al primer Congreso Nacional, estaba próximo a cumplir 33 años. Don José Miguel Carrera tenía solo 25, cumpliría los 26 años en octubre próximo, pero ya se aprestaba para tomar el mando supremo, con la fuerza de las armas.
Cuando don Bernardo entró a la Plaza de Rancagua, ese primero de octubre de 1814, había cumplido en agosto anterior 36 años, y a esa edad mantuvo el cerco, y luego lo rompió, con la carga memorable que lo inmortalizó.
El 12 de febrero de 1817, al cargar en los altos de Chacabuco, y cuando, cuatro días después, acepta y asume el mando supremo, tenía 38 años, echando sobre sus hombros la suerte de la patria, a esa aun joven edad.
Cumplía exactamente 42 años cuando ese 20 de agosto de 1820, desde Valparaíso, a las dos de la tarde, zarpaba la Expedición Libertadora del Perú, bajo la bandera de la Estrella Solitaria, fruto de su voluntad de acero y de su amor entrañable a la libertad de la patria y de América. Miles de personas despedían, enfervorizados, a los expedicionarios, que se hacían a la mar portando la antorcha de la libertad. Fue uno de sus momentos de mayor gloria y realización personal.
Tres años después, con 45 años por cumplir, zarpaba al exilio en la fragata Fly, desde esa misma bahía, ahora desierta, fría, penumbrosa, y veía desdibujarse los cerros, vacíos, opacados por el invierno, mientras heladas lágrimas de despecho corrían por sus mejillas.
Las batallas, la sangre derramada, el horror de la guerra, las traiciones, los amores, los honores recibidos, los logros alcanzados, la destrucción de su patrimonio, todo cruzaba por su mente en ráfagas relampagueantes, mientras ese 24 de octubre de 1842, con 64 años de edad cumplidos en agosto pasado, veía llegar el fin y se aprestaba a entregarse, mansamente, a la eternidad.

Mario Barrientos Ossa.
Abogado.
Magister en Derecho U. de Ch.


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