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Para saber y contar CLXXV: Noventa años de historia rotaria

MIÉRCOLES, 19 DE JULIO DE 2017
Publicado por

Columna de Opinión



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Corría el año 1953 cuando me presenté, exultante, en un Teatro Gran Avenida lleno de padres y apoderados, a recibir de Rotary Club una distinción por haber sido elegido entre mis pares “Mejor Compañero”. Era la Semana del Niño, que se celebraba cada octubre, en que se otorgaban en actos públicos clamorosos estas distinciones. Rotary me quedó grabado en el corazón, junto con un libro que atesoro en mi biblioteca, firmado por mi madre, con unas hermosas frases que estampó en su portada.

Pasó el tiempo hasta septiembre de 1975, en que habiendo asumido mis funciones de contralor regional de O´Higgins, fui invitado a incorporarme al Club Rotario de Rancagua, lo que acepté con mucho agrado, deseoso de retribuir con mi afán de servicio a la alegría que se me había prodigado en mi niñez.

Fue así como durante 26 años formé parte de este querido Rotary Club de Rancagua, que el lunes 17 de julio cumplió noventa años desde que fuera fundado por un selecto grupo de ciudadanos rancagüinos, siendo su primer presidente don Florencio Durán Bernales, médico y político.

Podrá comprenderse mi alegría por este aniversario pues, aunque ya no integro el Club, dejé allí una parte importante de mi vida, coseché muy buenos amigos, pude servir, aportando especialmente a la educación, uno de mis nortes, contribuyendo a crear la Fundación Educacional Rotaria, que aporta becas a jóvenes talentosos para seguir sus estudios superiores.

Se me vinieron a la memoria tantos rostros, tantas sesiones brillantes y agradables, tanta labor desinteresada, tantas anécdotas y momentos de compañerismo, tras la meta rotaria: “Dar de sí antes de pensar en sí”, apotegma del trabajo voluntario desinteresado.

Con especial satisfacción asistí a la Gala de Aniversario que tuvo lugar en el Teatro Regional, porque mi muy querido amigo, don Eduardo Atuán Burgos, fue distinguido por el Rotary Club como “Ciudadano Destacado de la Comunidad”, acertado reconocimiento a un empresario exitoso, de bajo perfil, que sabe dar sin esperar nada a cambio, que no sea la satisfacción de haber cumplido una obra espiritualmente rentable, de lo que doy fe, porque lo conozco muy de cerca y me constan sus grandes dotes humanas, su real afán de servicio, su generosidad silenciosa y noble.

Expreso a través de estas líneas un cariñoso saludo a los rotarios de nuestra ciudad, los felicito por este aniversario y los insto a seguir infatigablemente la senda de mi colega Paul Harris, en pos de un mundo mejor. ¡Larga vida al Rotary Club!

Mario Barrientos Ossa

Abogado

Magister en Derecho U. de Chile

 


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