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Columnas de Opinión

Demostración pública de la fe

VIERNES, 28 DE JULIO DE 2017
Publicado por

Columna de Opinión



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En las últimas semanas ha estado en cuestión, erróneamente presentada como “libertad de expresión”, a partir del bus de la libertad, de la libertad de culto y de la expresión pública de la fe.

No creo que haya una coerción para la demostración pública de la fe por parte de entes institucionales de la fe. Más bien lo que hay es acaparamiento de esa expresión por parte de actores religiosos que se atribuyen una suerte de representación religiosa.

Como católico, y como cristiano, estoy llamado a dar testimonio de mi fe ante la comunidad, debo demostrar en mis actos que confío en los preceptos que la Iglesia, o Cristo, enseñan sobre la manera en la que se debe vivir o el enfoque ético del que me formo convicción de vida.

¿De qué calidad sería la fe que profeso si miento cuando debo defender algo que se supone es una gran verdad? Ese es un desafío constante para la asamblea de creyentes (la iglesia más pura), sobre todo en tiempo de estrategias comunicacionales basadas en el miedo; expresiones de fe basadas o defendidas con mentiras o argumentos falaces son los que generan repulsión a mucha gente de buena voluntad, para quienes también es la Salvación.

¿Es cristiano injuriar sólo porque se tiene miedo al creerse uno mismo una falacia de pendiente resbaladiza donde se hace la trampa cognitiva de “hoy tres causales, mañana querrán aborto libre”, “hoy identidad de género, mañana pedofilia”? ¿Tiene fe el que teme a alguien más que a Dios?

Cuando se vive en una sociedad es uno como cristiano el que debe dar cuentas, no apuntar desde la prohibición que no requiere demostración de Fe. Yo daré cuentas al Señor por mis actos, y tendré como responsabilidad el haber orientado y dar testimonio, jamás me ganaré la Salvación desde la inherente pereza que hay en la prohibición.

¿Qué clase de fe profesa alguien que se angustia si la Ley del César no es la Ley de Dios? Harto débil debe ser un Dios que necesita de la mentira y de la maña para hacer su voluntad en la tierra.

Vivimos en un país donde es más fácil ser discriminado por pobre que por ser hijo de homosexuales, donde muchos así denominados cristianos se espantan sobre la adopción homosexual igualmente exigente con los heterosexuales porque creen más moral el tener a un niño en Sename. Pero nos meten el temor y morbo.

Con mucho, el afán de prohibición es lo que limita la expresión pública de la fe, los creyentes  éramos los llamados a ser Lámparas. Dar testimonio es la iniciativa de fe.

Docente e investigador

Francisco Javier Larraín Sánchez


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