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50 años después: El legado de la Reforma Agraria

VIERNES, 28 DE JULIO DE 2017
Publicado por

Columna de Opinión



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Hablar de la Reforma Agraria es recordar vivencias importantes de los inicios de mi vida política. En mi calidad de subsecretario de hacienda, me correspondió participar en su diseño, y al tiempo después, cuando era biministro de Hacienda y Economía, tuve que liderar los temas relativos al financiamiento.

Por lo tanto, pude dimensionar desde muy cerca la trascendencia de ese cambio de paradigmas al que nos enfrentábamos como país y que, si bien se inició durante el gobierno de Jorge Alessandri, fue en la administración de Eduardo Frei Montalva cuando se consolidó como una real transformación cultural, social y productiva.

¿Qué es lo más destacable de la Reforma Agraria que vivió Chile?

Contra lo que algunos creían en ese momento, no se trataba de expropiar por expropiar, ni de arrebatarles a los terratenientes lo suyo así como así. Lo que se buscaba era corregir un obstáculo tremendo para el desarrollo del país: la existencia de grandes latifundios mal explotados o simplemente abandonados, en los que no había producción alguna.

Redistribuir esas tierras implicaba introducir una cuota de justicia social a la estructura de propiedad, dignificar a la gente del campo y modernizar la agricultura, mejorando la producción de alimentos para que el país pudiese autoabastecerse y dejara de depender de las importaciones.

El lema de la Reforma, “la tierra para el que la trabaja”, tenía en ese contexto un significado profundo, atravesado por una mirada claramente progresista en una sociedad que llevaba siglos aplicando un modelo anquilosado, que beneficiaba a unos pocos en perjuicio de muchos.

Hoy, a exactamente medio siglo de la publicación de la ley que buscó transformar una estructura agraria inadecuada e injusta, es preciso detenerse un minuto a reflexionar sobre su impacto y sus enseñanzas. Y, para ello, no es necesario recurrir a libros de historia ni remontarse a los archivos de los años 60.

En otras palabras, con aquellos hombres y mujeres que nacieron en el campo y han vivido siempre de las riquezas que la tierra les provee; con esas familias que por fin pudieron sentir que estaban trabajando para ellos mismos; que recibieron las herramientas para que el trabajo de sus manos les diera frutos.

Sin duda, hay que aprender de los errores que se pudieron haber cometido al implementar un proceso de esa envergadura, para seguir transitando hacia la modernización de la agricultura chilena en un marco de mayores oportunidades y menor desigualdad, sin olvidar las lecciones del pasado y los desafíos del futuro.

Presidente del Senado

Andrés Zaldívar


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