A pesar del constante bombardeo semanal de las más diversas (y ninguna inocente) encuestas, el panorama político está aún lejos de aclararse y continúa presentando una liquidez como no se había visto en más de un cuarto de siglo de democracia.
Con los altos niveles de rechazo a las instituciones, entre ellos los partidos políticos, el congreso y el poder ejecutivo, el alto abstencionismo, la escasa participación de votantes nuevos, las predicciones y proyecciones que arrojan las distintas mediciones están lejos de erigirse en buenos pronósticos sobre los resultados de las próximas presidenciales.
El estancamiento de Piñera como de Guillier – quien tuvo un alza y una baja muy rápida -, y la irrupción de Beatriz Sánchez, quien puede ser víctima del mismo fenómeno por el que atravesó el ex conductor de noticias, así como la crisis de las dos tradicionales coaliciones políticas y un Frente Amplio que solo aspira a ser referente generacional, el escenario político no ofrece, por ahora, posibilidades de mejorar la oferta a la ciudadanía, menos aun cuando cada semana nuevos casos transversales de corrupción o malas prácticas políticas siguen apareciendo.
En un escenario así, es poco probable que tanto para las primarias, como para las presidenciales, se desate una participación masiva de los electores y lo más seguro que suceda es que se reitere lo que viene ocurriendo en las tres últimas elecciones – 2012, 2013 y 2016 -, es decir que siga creciendo el abstencionismo lo que a simple vista puede resultar cómodo para los actuales actores políticos a quienes les ha bastado solo con movilizar su propia clientela electoral para asegurar su relección.
Sin embargo, el panorama puede ir cambiando de gris a oscuro porque con la reiterada y creciente ausencia de votantes que se repite en cada elección se está poniendo ya en duda, la legitimidad de nuestro sistema democrático y en el escenario internacional eso puede pesarnos en un futuro próximo.
Por ahora, el panorama continúa igual, evidenciando cada semana una liquidez y vacío político que está lejos de terminarse y los actores convocados a cambiar esa confusa escenografía parecen ser más bien actores pasivos que protagonistas activos para entregar una solución.
De mantenerse este actual estado de cosas, quizá la única novedad que entregarán las próximas elecciones, será el aumento de electores que decidieron hacer cualquier cosa ese día, menos, cumplir con lo que se supone, es su principal deber cívico.
Edison Ortiz.
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