Como un milagro puede ser catalogado el hallazgo de un bebé que hicieron trabajadores de una fabrica, en la provincia de KwaZulu-Natal en Sudáfrica.
Fueron unos leves quejidos los que llamaron la atención de los trabajadores, quienes encontraron una improvisada fosa, con arena y una madera encima, el lactante tras ser encontrado fue inmediatamente trasladado a cuidados intensivos en el Hospital Regional de Port Shepstone.
El pequeño pudo sobrevivir porque su progenitora no arrojó demasiada arena sobre él.
La mujer está detenida y confesa de los hechos. Cuando fue capturada confesó inmediatamente que había sido ella quien enterró al bebé dando como justificación que tenía miedo de la reacción de sus padres si llegaba con otro hijo, ya tiene uno de 4 años.
«Lo buscaron y lo encontraron escondido debajo de una madera cubierta de arena. Al oír la conmoción, la madre confesó que el niño era suyo. Su explicación fue que tenía miedo de sus padres», señaló el capitán de policía Gerald Mfeka.
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