A medida que avanza la investigación por el millonario fraude en Carabineros, se van conociendo nuevos antecedentes y nuevos inculpados, en un hecho que ha generado una crisis de gran magnitud en una de las instituciones públicas que –hasta que se destapara este caso- gozaba de una gran confianza por parte de la ciudadanía.
Por ello, ha sido el propio director general de Carabineros, Bruno Villalobos, quien, a días que se diera a conocer públicamente este caso, salió a dar la cara en medio de uno de los momentos más complejos de la institución, garantizando transparencia, en medio de sentimientos de “rabia”, “dolor” y “vergüenza”. Es más, Villalobos ha sido enfático en sus declaraciones, que buscan recomponer la relación de confianza que Carabineros ha tenido con la ciudadanía; y que los últimos antecedentes relacionados a este fraude, amenazan con romper.
Y en este objetivo se sumó ayer la presidenta Michelle Bachelet, entregándole un fuerte respaldo a la policía uniformada en la primera actividad de la mandataria junto a Carabineros luego que se desatase la crisis.
Y la Presidenta hizo hincapié en la palabra confianza dentro de su discurso.
Pero ¿cómo se recupera esa confianza? No solo con palabras, claramente. Más bien con hechos y conductas que permitan a la ciudadanía recomponer ese lazo tan estrecho que tiene con la institución.
Primero, con una investigación seria y libre de presiones que permita sancionar estos graves hechos, donde los culpables no queden impunes. Un acto ejemplificador.
Pero además, este hecho obliga avanzar y fortalecer los mecanismos de control y fiscalización al interior de las instituciones públicas. Especialmente a lo referido al uso de dineros del Estado. Solo así la ciudadanía tendrá la tranquilidad y la suficiente confianza en que las instituciones funcionan y se desarrollan de una manera adecuada, especialmente cuando se corre el riesgo de que sus integrantes -en algún momento- puedan traspasar la línea de la ética y la legalidad en sus conductas.