El condominio Torres de la Alameda, infraestructuras gemelas y emblemáticas del centro de Rancagua, viven hoy realidades diferentes. Ambas afectadas por el terremoto de febrero del 2010, tuvieron procesos de remodelaciones disimiles, ya que, pasados siete años de esa fatídica madrugada, la torre 1 sigue lidiando con problemas estructurales, específicamente en los ascensores que recorrían los 21 pisos que posee el edificio.
“Nosotros en el año 2010 tuvimos pequeños problemas con los ascensores, pequeños en comparación a la torre 2″, comienza a narrar Milyan Cofré, directora y encargada de la torre 1. Agrega que «teníamos sólo uno funcionando, pero con poca capacidad, poniendo parches. Después empezamos a postular a proyectos que el Serviu presentó para ambas torres, esto fue el 8 de noviembre del 2012. Presentamos toda la documentaciones que nos pidieron y esperamos”.
Esta espera que comienza en el 2012 continúa, y hoy se ve agravada porque los copropietarios y arrendatarios no cuentan con ninguno de los ascensores en funcionamiento.
En estos años, la directora y delegados tuvieron diversas reuniones con Giovanni Fariña, encargado de proyectos del Serviu, a quien señalan era el representante de la entidad en las reuniones y receptor de la documentación que debía incluir para postular a dineros para la reparación de los ascensores, lo que incluía un presupuesto por 45 millones para el arreglo definitivo.
“En consideración a la espera, pedí una audiencia con el director del Serviu, esto fue el año pasado, quien no estaba en conocimiento de nada de esto, se informo vía telefónica pocas horas antes de estar nosotros allá. Ahí recién el señor Fariña le dice que nosotros nunca estuvimos certificados (…) así que todas las reuniones, todos los proyectos, eran puras mentiras”, expresa con impotencia Milyan, quien ha cumplido con cada conducto regular, sin embargo, aún no ha obtenido una respuestas definitiva de parte de la entidad regional.
La torre 1 tiene un total de 470 inquilinos, desglosados en 116 familias y una considerable población es adulto mayor, que ven su día a día limitado a subir y bajar escaleras que pueden llegar a ser 21 pisos.
“Esto no es una oficina, no estamos pidiendo un ascensor para una oficina, es para personas que se trasladan, niños, mujeres embarazadas, ancianos, enfermos”, agrega Gloria Ruiz, copropietaria y delegada de la directiva del edificio, quien evidencia la arista humana de personas que inclusive con alguna limitación física se ven en la obligación de subir largas distancias para llegar a sus hogares.
Esta problemática sin resolver llevó a esta comunidad a pedir ayudar en el Municipio, cuya carta – timbrada como recepcionada por la alcaldía con fecha 10 de septiembre del 2014- tampoco fue respondida, “Nosotros no queríamos que nos ayudara en plata, sino con la gestión, que él como alcalde nos apoyara como parte de su comunidad” señala Gloria.
Respuesta Serviu
La resolución que certifica al edificio para poder postular a mejoras estructurales, salió con fecha 25 de enero del 2017. Y en respuesta a estas acusaciones por parte de la comunidad de la torre 1 de Alameda, el Serviu –mediante comunicado de prensa- expresa «que terminó de recibir formalmente en noviembre de 2016 los antecedentes de parte de los vecinos de la Torre 1 de la Alameda Bernardo O’Higgins de Rancagua para la habilitación de la postulación para la reparación de los ascensores del inmueble”.
Agrega que con la certificación emitida, las comunidad puede postular al programa de Protección al Patrimonio Familiar (PPPF) subsidio que entrega recursos para desarrollar los trabajos que la comunidad necesita y que “durante este año se realizará esta postulación, contando con Serviu O’Higgins como entidad patrocinante”.