Papás: ¿Cuál es la colación apropiada para su hijo?

Se inician las clases y el dolor de cabeza para los papás es la preparación de las colaciones para sus hijos. ¿Cómo compatibilizar los gustos de los niños versus las necesidades de su organismo y los alimentos de los que disponemos en el hogar?

Al respecto, la nutricionista de la U. San Sebastián, Joanna Rudman, explica que la colación se debe ajustar a la extensión de la jornada escolar, los requerimientos nutricionales de los menores y las preferencias de los niños.

“Estas colaciones no debieran superar el 5% del total de calorías consumidas al día, siempre que se cubran los requerimientos nutricionales con las cuatro comidas diarias (desayuno, almuerzo, once y comida), ya que la finalidad de estas colaciones debe ser, evitar ayunos prolongados de más de 4 o 5 horas. Por ejemplo, si el niño desayuna cerca de las 7:30 y su almuerzo es entre las 13 y 14 hrs., sería recomendable que realizara una pequeña colación a las 11.00 hrs”, indica Rudman.

En caso contrario, si los alimentos consumidos durante el día son suficientes para cubrir los requerimientos nutricionales, “estas colaciones no son necesarias”, advierte la profesional.

“Durante la etapa escolar, ocurren importantes cambios fisiológicos y psicológicos, y los requerimientos nutricionales están influenciados por eventos normales del desarrollo y por un marcado crecimiento. En esta etapa, los niños son más independientes y por tanto toman mayores decisiones, incluso en cuanto a los alimentos que desean o no consumir, por esto la importancia en fomentar hábitos alimenticios saludables y esto incluye las colaciones que llevan a los establecimientos de educación que asistan”, comenta Rudman.

Colación para la semana

La nutricionista señala que “lo importante cuando planificamos las colaciones escolares es contemplar diferentes alternativas de forma de promover la variedad de alimentos. Idealmente podríamos establecer una planificación que pudiéramos variar los alimentos para 2 semanas consecutivas y de esa forma ir utilizándola de forma cíclica. Esto puede prevenir que los niños se aburran de llevar todos los días lo mismo. Por el contrario, si hacemos una planificación semanal, todos los lunes el niño consumirá lo mismo, a la larga provocará rechazo”.