Cada semana conocemos distintos sondeos que nos muestran cómo se va moviendo la intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de noviembre. Se trata de fotografías de un momento que en la tendencia comienza a mostrar claras manifestaciones de apoyo a dos candidatos en particular. Por lo menos eso hasta ahora.
Por ejemplo, ayer se dio a conocer la última encuesta Cadem que refleja un empate técnico entre Sebastián Piñera y Alejandro Guillier.
Eso sí, el ex presidente aún no ha sido proclamado oficialmente –aunque nadie duda que esta medida se adoptará en marzo- mientras que el Partido Radical ya oficializó en un acto público su apoyo al periodista en una primaria de la Nueva Mayoría, donde también estará Ricardo Lagos, tras la proclamación del PPD.
Con dos candidatos proclamados, y otros en vías de hacerlo, es hora de dejar atrás las frases rimbombantes y para la galería, además de las críticas destempladas a los adversarios políticos, y poner sobre la mesa las ideas y proyectos que permitan comenzar a dilucidar cómo quieren que Chile llegue a la próxima década.
Y en ese sentido, que Guillier como Lagos adelantaran algunos lineamientos en esta materia, es una señal que va en la dirección correcta.
Es hora –a 10 meses de las elecciones presidenciales- de que la ciudadanía comience a conocer cuáles son los ejes centrales de los programas de un eventual futuro gobierno, para que la elección de noviembre esté basada en temas prioritarios para el país, en lugar de gustos personales o simpatías hacia uno u otro candidato.
Un debate de ideas es lo que Chile necesita. Y el clima que se genera camino a una elección presidencial debiera ser el escenario propicio donde se pongan nuevamente en la mesa los temas de discusión que el país requiere. Es la oportunidad que los chilenos tienen además para saber en qué sintonía están los candidatos con sus verdaderas demandas y necesidades y si estas tendrán un espacio relevante en una futura administración.
Campañas basadas en idea, proyectos y programas –y menos descalificaciones- es la vía que tiene la política para aminorar el descrédito ante la población. Y por qué no para aminorar también en parte la abstención que desde el voto voluntario ha golpeado a los comicios.
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