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Columnas de Opinión

Inclusión: de acto solidario a derecho humano

VIERNES, 2 DE DICIEMBRE DE 2016
Publicado por

Columna de Opinión



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La discapacidad hoy está en la agenda pública. No sólo por la campaña de la Teletón de este año, sino porque también el 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

Por años la opinión pública chilena ha asociado la discapacidad a limitaciones de índole física y motora, refrendada por la labor que cumple la Fundación Teletón, y sus campañas televisivas asociadas, para la rehabilitación de niños en situación de discapacidad, principalmente física, motora o neurológica.

Vale la pena, no obstante, reflexionar qué entendemos por discapacidad. Primero no existe una sola discapacidad, sino que muchas discapacidades que van más allá de lo físico y que contemplan el ámbito sensorial, síquico y mental. Bajo el concepto de discapacidad conviven también las personas no videntes y sordas, así como quienes experimentan discapacidades siquiátricas e intelectuales. Personas que se encuentran dentro del espectro autista, o que sufren algún tipo de adicción. Adultos mayores que van tornándose “discapacitados” por problemas asociados a la edad, del tipo motor o mental. En definitiva, discapacidades que no permiten funcionar en un mundo social y físicamente construido para seres “normales”.

Desde la Terapia Ocupacional se entiende la discapacidad como los problemas o dificultades que tiene una persona para ejercer los roles esperados o deseados por ella misma para su ciclo vital. Conforme a esa perspectiva, una persona tetrapléjica podría – mediante rehabilitación y las ayudas técnicas apropiadas – resignificar su situación y cumplir dichos roles. Es decir, una persona con limitaciones en sus funciones físicas, mentales o sensoriales no es un discapacitado realmente si encuentra en su vida cotidiana todos los apoyos que requiere para realizar su proyecto de vida.

Una persona discapacitada en cualquiera de las dimensiones mencionadas, no sólo debe superar un proceso de rehabilitación personal, sino que contar con las ayudas técnicas necesarias para salir al mundo. Las ayudas técnicas implican desde aparatos como sillas de ruedas hasta lugares públicos como juegos infantiles adaptados para niños con discapacidad física, señalética en braille u otros.

Si bien el SENADIS entrega fondos para dichas ayudas técnicas, éstas son insuficientes para las diversas necesidades de la población, situación que contrasta en Europa o Estados Unidos donde se puede observar lugares públicos adaptados para personas con discapacidad.

El desafío que tenemos como país frente a la discapacidad es importante, ya que la rehabilitación, la ayuda técnica y la adaptación de los espacios públicos y sociales son claves para la inclusión de una persona discapacitada en sus distintos roles: laboral, social, familiar o de pareja. Y comprender que acceder a todos los recursos no es una acción solidaria, es un derecho humano que debe ser garantizado.

Alicia Valdés.
Directora de la Escuela de Terapia Ocupacional, Universidad Central.


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