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Editorial

Editorial: Universidad: ¿El curso de improvisaciones?

VIERNES, 19 DE AGOSTO DE 2016


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Pocas cosas están claras. O por lo menos eso se puede inferir tras la exposición de la ministra de Educación, Adriana Delpiano, en la sesión especial de la Cámara de Diputados por la implementación de la Universidad de O’Higgins.

Si hasta ayer -antes de la sesión- se presumía que se impartirían 13 carreras a partir de marzo de 2017, la ministra en su intervención sumó más dudas al proceso: Recién en septiembre se sabrá con qué áreas de estudio iniciará la institución estatal en su sede de Rancagua.  Y todo dependerá de la infraestructura y los convenios.

Con Rengo y San Fernando descartados hace largo rato por el rector Rafael Correa; y con obras de remodelación del ex Hospital Regional de Rancagua que no estarán listas en marzo, y quizás tampoco en diciembre del próximo año, el plan B de la Universidad es iniciar en la capital de O’Higgins en un edificio que tenga las características mínimas para recibir a los primeros alumnos.

Y en eso están, convenciendo a alumnos, apoderados y profesores de lo conveniente que sería desalojar el Liceo de Niñas para que sea la sede de la U. de O’Higgins el próximo año. En caso contrario, no se descarta arrendar un inmueble. Una decisión clave para el Mineduc, ya que de esto dependerá con cuántas carreras iniciar en 2017.

Hoy, a algo más de 4 meses del proceso de admisión, nada está claro. Juzgue usted.

Situación que amerita (¿u obliga?) un cambio de rumbo urgente. Estamos en un momento justo para que las autoridades puedan establecer una nueva hoja de ruta, quizás con nuevos liderazgos, que permitan guiar los pasos de la implementación de la casa de estudios.

Pero para ello habrá que asumir algunos costos. Es clave sincerar ante la opinión pública que las expectativas no se cumplirán: Que no habrá 13 carreras y que tampoco se comenzará con la infraestructura prometida. De ahí para adelante se debe trabajar, pero para ello, ese costo se debe asumir.

Además de reconocer los errores que se han cometido en la implementación, se debe responder ante la serie de cuestionamientos ciudadanos como, por ejemplo, qué tan necesario es un Instituto Audiovisual en San Fernando, revisar las carreras que se impartirán en la capital de Colchagua o determinar de acuerdo a otros parámetros las áreas de estudios que iniciarán en 2017. Incluso, si es necesario, analizar la fecha de puesta en marcha.

La U. de O’Higgins juega contra el tiempo, por ello, las decisiones se deben tomar con la urgencia y prudencia que obliga un proyecto de estas características, porque cada día que pasa este proceso sigue marcado por una incertidumbre que solo atentarán contra su éxito; y nadie quiere repetir fracasos académicos de antaño.


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