Causó polémica, revuelo mediático y minutos en televisión. La visita del canciller boliviano, David Choquehuanca, a los puertos del norte, logró uno de sus objetivos. Pero además de eso, ¿qué más se puede destacar?
Sin respetar lo que la diplomacia indica en estos casos, la autoridad del vecino país estuvo de visita por las regiones del norte de Chile junto a una comitiva que integraban parlamentarios, empresarios y periodistas, entre otros, con el fin de recorrer los puertos de Antofagasta y Arica, desechando de esta forma hacer lo correcto: utilizar la vía diplomática que sin duda hubiese logrado una mayor satisfacción de sus intereses si estos, en realidad, tenían que ver con lograr una mayor cooperación del gobierno chileno en las materias que al canciller le preocupaban.
Pero realmente ¿qué hay detrás de esta visita? ¿Existe un interés real del gobierno boliviano por mantener y reforzar las relaciones bilaterales con Chile, con una mirada de futuro, en base a la cooperación e integración en distintos ámbitos en pos del bienestar de los habitantes de ambas naciones? ¿O existe una razón política-electoral a favor del canciller Choquehuanca de cara a los próximos comicios para elegir el sucesor de Evo Morales?
¿En qué pie quedan las relaciones bilaterales? ¿Es necesario que cada vez que los gobernantes de los países vecinos quieran mejorar sus indicadores de popularidad saquen a la palestra un nacionalismo anejo y sin fundamentos que no se condice con una mirada de futuro?
Hoy los nuevos tiempos, y los vaivenes de la economía obligan a los pueblos a generar agendas en conjunto, de cooperación e integración y es ahí donde debe estar el esfuerzo de los gobernantes de los países vecinos: Mirar el bienestar de su pueblo y el progreso de sus naciones, evitando conflicto artificiales que no conducen a un mejor futuro.
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