Se resolvió el (complejo) puzzle, las negociaciones terminaron y aunque quedaron heridos en el camino los conglomerados definieron a sus candidatos que competirán en las elecciones municipales de octubre próximo.
Queda poco menos de tres meses para estos comicios y los diferentes candidatos comienzan a correr contra el tiempo para llegar de la mejor manera a la elección que definirá los nombres de quienes liderarán los procesos políticos y administrativos de las 365 comunas del país.
Desde ahora los candidatos tienen varias tareas que cumplir. Primero, posicionarse dentro de la comunidad, en una sociedad cada vez más distanciada con el espectro político, con la actual forma de hacer política, con bajo niveles de adhesión a los partidos o conglomerados. Pero -como en todo orden de cosas- este tipo de complejidades también traen oportunidades.
Es ahí donde los candidatos, sus asesores y quienes trabajen en los equipo políticos deben poner atención: cuáles son las razones de esta desconfianza, de las fuertes críticas y de la poca sintonía que el mundo político tiene con el electorado. Esas razones se pueden transformar en una oportunidad para lograr acercar propuestas con contenido y relacionadas a las reales necesidades de los vecinos, y con una proyección de futuro, para que la ciudad o la comuna crezca y no solo vea algunos escasos avances cosméticos que apuntan solo a satisfacer necesidades de corto plazo que, finalmente, no conducen a un crecimiento equilibrado de la ciudad.
Con menos ‘pan y circo’ y mayor calidad en las propuestas ¿se podrá motivar a un cada vez más esquivo electorado para que concurra a las urnas el próximo 23 de octubre?
Ese el desafío conjunto que tienen todos los candidatos, sin importar su color o partido político. Un desafío que apunta a recuperar la confianza del electorado y que a la vez obliga a estar en mayor sintonía con los problemas y necesidades de los vecinos.
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas