No es sorpresa que la chef Susana Martínez, actual asesora curricular del área Hotelería, Turismo y Gastronomía de la Universidad Tecnológica de Chile Inacap, nos reciba para iniciar esta íntima conversación en las dependencias de la misma institución de educación superior, y es que al pasar los minutos ella misma resume que su vida hoy se concentra en torno a la casa de estudios nacional.
Fue en la sede Rancagua Inacap donde Susana comienza su relato, donde empieza a recordar qué la motivó a emprender en esta carrera que la ha llenado de logros personales, académicos y profesionales, y que le ha ayudado a recorrer un sinfín de países en el continente y fuera de él, situación que le ha sumado otro punto en su acierto por elegir la cocina como su sustento de vida, ya que viajar es también su pasión.
Con personalidad, simpatía y seguridad, un perfil muy alejado a la estudiante de años atrás tímida e insegura, la chef relata cómo se fue involucrando la cocina en su vida, señala que sus raíces tuvieron un rol importante, ya que sus orígenes son judíos y parte fundamental de las tradiciones familiares se relacionaban con la gastronomía: “todas las celebraciones, tanto religiosas como no, eran en torno a la comida”, recuerda.
En su memoria también está el por qué dentro de la variedad de especializaciones que ofrece la cocina, escogió la pastelería, no olvida que su abuelita Sara siempre estuvo relacionada con esta y por ende en su casa “siempre hubo aroma a galletas, a dulce, a tarta. Entonces creo que sin querer fui un poco creciendo con la pastelería”, cuenta.
La cocina como profesión
Optar por la cocina como profesión, fue un tema al interior de la familia de Susana, ya que asegura la idea de querer estudiar Gastronomía fue bastante impactante para sus papás, sobre todo para su mamá: “los papás siempre piensan en una carrera tradicional, entonces cuando les dije que quería estudiar cocina o algo relacionado con esta fueron noches de conversaciones en la casa para saber cómo es la malla, en qué te vas a desarrollar, qué vas a hacer más adelante porque era un poco incierto el futuro”, explica.
En relación al avance de la carrera, sostiene que la preocupación de su familia se fundamentaba en que en 1996 aún no estaba bien especificado qué logros iban a tener los alumnos cuando salieran al ámbito laboral, situación que hoy está un poco más resuelta.
Su decisión fue acertada y pudo demostrarles a sus padres que no fue imposible combinar la pasión con el éxito profesional, su cargo en Inacap y el reconocimiento internacional de su trabajo lo avalan: “no es fácil que una mujer surja y sobre todo en este rubro, ya que siempre te estás juzgando si lo estás haciendo bien o mal, que podría haber sido mejor de esta manera o la otra, pero creo que escuchando al resto se pueden lograr muchas cosas”, dice con orgullo.
El trabajo de Susana en Inacap es muy demandante debe recorrer las 22 sedes de la institución y por supuesto mantenerse al día de las tendencias internacionales, esto le amerita constantes viajes al extranjero a los países con los cuales la casa de estudios tiene convenios como por ejemplo Perú, Puerto Rico y Finlandia.
A pesar de este ajetreado ritmo de vida, Susana confiesa que siempre hay espacio para el amor, admite sentirse afortunada de estar al lado de su pareja Tony, a quien destaca por la paciencia de “aguantar” sus viajes: “él también está contento con mis logros y creo que eso va potenciando una pareja de ver la felicidad de ambos”, comparte.
Si bien Susana señala que estos años de carrera han sido una etapa fuerte en su vida, también asegura que han sido entretenidos y fundamentales para desarrollarse de manera profesional.
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