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Cartas al Director

Carta al director

VIERNES, 24 DE JUNIO DE 2016
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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Señor director:

Un conjunto de senadores han presentado un proyecto de ley para prohibir las tareas de los escolares. La ministra de Educación, en mi opinión lejos una de las más criteriosas en un gabinete heterogéneo, se aventura a proponer un decreto que solo las prohíba el fin de semana. Estoy perplejo.

El proyecto busca hacerse cargo de una preocupación que personalmente he podido recoger de muchos papás y mamás. Al llegar a sus hogares, después de largas horas de trabajo, en vez de poder dedicar el tiempo a compartir con sus hijos, deben ayudarlos a terminar múltiples tareas que difícilmente comprenden. Si los niños pasan tanto tiempo en el colegio, ¿no debieran haber terminado todas sus tareas escolares ahí, dónde pueden ser orientados adecuadamente? Algunos me preguntan ¿no era ese el objetivo de la Jornada Escolar Completa? Y tienen razón.

Nuestra carga de horas de clase es alta para los estándares de la OECD. Los resultados son insatisfactorios. La evaluación de la Jornada Escolar Completa no es auspiciosa. En paralelo, sabemos que el espacio para la vida familiar es escaso. Cerca del 20% de la población está afectada por cuadros depresivos, 16% de los niños por problemas de salud mental.

Entonces, ¿no es razonable prohibir por ley las tareas para la casa?  Derechamente creo que es una locura.

Si la carga de horas docentes es alta, ¿cuál es la carga óptima? Si los instrumentos pedagógicos son inadecuados, ¿cuáles se sugiere y de qué manera se asegura su incorporación? ¿Qué evaluación tenemos de la Jornada Escolar Completa, desagregada por región, comuna y establecimiento? ¿Cuál es la estrategia para intervenir sobre estos factores? ¿Estará reflejada dicha estrategia, si existe, en el presupuesto de educación para el año 2017 que en pocos meses más debatiremos en el Congreso Nacional?

No encuentro respuesta a estas interrogantes en los autores de la creatividad legislativa que comentamos. Por el contrario, ella me recuerda a los médicos medievales que frente a cualquier enfermedad procedían a «sangrar» al paciente, buscando con ello liberarlo de las malignidades que se habían apoderado de su organismo. Peor aún, se trata de un recurso que equivale a romper el termómetro para no registrar la existencia de fiebre. En vez de diagnosticar correctamente el problema y encontrar los remedios adecuados, los senadores y el ministerio quieren hacernos creer que la prohibición legal de las tareas permitirá reorientar la jornada escolar completa, mejorar la vida familiar y luchar contra el stress que afecta a los escolares y sus padres. Mala medicina.

Es impostergable iniciar un debate de fondo sobre la calidad de la educación. Pero para que ello sea posible, pido a los senadores y a la ministra de Educación que no se interpongan en ese camino con propuestas en una ruta que no conduce a nada.

Sergio Espejo Yaksic

Diputado

 


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