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Columnas de Opinión

Manipulación y Reformas, el caso de Roosevelt

VIERNES, 20 DE MAYO DE 2016
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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Cuando Edward Bernays buscaba un nombre más “aséptico” para su oficio de propagandista y manipulador publicitario, concurrió a fundar las “Relaciones Públicas”. Tras ser responsable del consumo de tabaco femenino y de vender créditos a trabajadores para compras de acciones que hizo más trágica la crisis de 1929 siguió su estela de destrucción social para la dicha de los dueños industriales en muchos frentes, herencia continuada hasta hoy.

Sin embargo, hubo un momento en el que Bernays estuvo opacado y su estrella se vio amenazada. Cuando asume en su primer gobierno, Franklin Delano Roosevelt propone la injerencia del Estado; mal que mal, el interés corporativo y su manipulación de otros actores más pequeños habían desencadenado la crisis. En 1936, cuando se presenta para su segundo mandato, FDR anuncia que iría a ocupar el Estado como principal regulador y actor económico a fin de asegurar la estabilidad económica con reformas que siendo bastante tímidas aseguraron el sueño americano hasta Reagan, los sindicatos patronales se decidieron a dar la “pelea ideológica” que consistía en seguir las orientaciones de propaganda de Bernays contra las reformas de Roosevelt.

¿Qué tipo de propaganda fue empleada? Como toda propaganda, para poder ser reproducida necesita que el receptor deje de pensar en ese momento. Jefes de grandes empresas decían que la recuperación económica se debió a la acción de las empresas privadas, y que para alcanzar el cielo era necesario desregular la economía. Se apelaba a despertar las fuerzas libidinosas de la población, el psicoanálisis era el mayor aliado en la manipulación de las masas (como hoy), esas fuerzas libidinosas apelaban a hacer sentir “uno de los nuestros” a pequeños comerciantes y otras personas proclives al sueño americano, se llegó a decir que el gobierno de Roosevelt frenaba el “emprendimiento” al reducir las fugas de dineros por actos de corrupción. Y claro, gente que depende de la tercerización necesita de esa destrucción del empleo y de esos actos de corrupción institucionalizada y legalizada.

Roosevelt finalmente logra imponer sus términos, pero cede y pierde con un hecho: él cree en el ciudadano racional que se orienta por información y sus necesidades, las empresas necesitan un consumidor irracional que debe ser controlado por el deseo antes que sus necesidades a partir de propaganda en la publicidad. Reagan y Clinton destruyeron la herencia de Roosevelt, con sendas crisis en USA que han repercutido en esta humilde franja de tierra.

En Chile, actualmente, se ha dado paso al empleo del psicoanálisis como mecanismo de control de la población por parte de los sindicatos patronales que siguen orientaciones de colegas de Bernays para manipular desde las emociones. Pero eso es harina de un próximo costal.

 

Francisco Javier Larraín Sánchez.

Docente e Investigador.

 


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