Existe evidencia que confirma que la contaminación acústica tiene efectos nocivos para la salud, tanto temporales como permanentes a través de los sistemas endocrinos y nerviosos autónomos.
Las consecuencias en el organismo empiezan a ser observadas a partir de las exposiciones diarias a largo plazo a niveles de ruido por encima de los 70 decibeles, nivel límite recomendado por la OMS y que ocurre por ejemplo en zonas de alto tráfico.
El fonoaudiólogo Luis Ortega afirma que se debe que estar alerta a ciertos signos para evitar daño auditivo y una posible hipoacusia o pérdida de la capacidad auditiva.
“Existen momentos en que el aparato auditivo emite su «grito de alarma» y hay que prestar atención para evitar perder nuestra capacidad de escuchar y también la calidad de vida”.
El experto explica que las señales de alarma que debe tener son la sensación de oído tapado, zumbidos, pedir que le repitan palabras y frases, disminución de la sensibilidad auditiva a ciertos sonidos; usar el volumen del televisor o radio a un volumen mayor al habitual o que moleste a los demás.
Además, diversos estudios han detectado 10 efectos del ruido en la salud:
1: Pérdida de audición
2: Irritabilidad, nerviosismo, agresividad
3: Problemas mentales
4: Alteraciones del sueño
5: Dolor de cabeza, cansancio
6: Problemas digestivos
7: Aumento de la tensión muscular
8: Alteración de la presión arterial y del ritmo cardíaco
9: Depresión del sistema inmunológico
10: Aumento del colesterol y los triglicéridos