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Columnas de Opinión

Bruno Villalobos, el inhibido(r)

VIERNES, 27 DE MAYO DE 2016
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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La semana pasada publiqué una columna indicando que la manipulación del subconsciente y de las masas (en la calle o en la comodidad de su casa) se hace a través de mecanismos psicoanalíticos, cité el caso de las tímidas reformas que ejecutó Franklin Délano Roosevelt que lograron el auge en USA en el siglo pasado y que fueron torpedeadas por las grandes empresas articulando resortes emocionales antes que racionales. Retomo el mecanismo de manipulación como tema, esta vez desde la actualidad nacional.

El general Director de Carabineros no nació el 21 de Mayo recién pasado, ni partió su carrera funcionaria en el cargo nominalmente más alto de esa repartición del Estado. Creo que es necesario, para entender sus declaraciones, más allá de lo publicado, entender justamente quién ha sido Bruno Villalobos Krumm en los últimos años.

Estuvo a cargo de la Dirección de Inteligencia Policial de Carabineros de Chile, donde justamente, además de recoger información útil fue famoso su entrevero sobre el espionaje policial ilegal a parlamentarios y miembros de los ejecutivos, amenazando y desacreditando a quienes acusaban (y no respondiendo ante la evidencia). Incluso, se fotografió frente a La Moneda con un maletín en Julio de 2011, lo que en el lenguaje de los servicios de inteligencia tiene interpretaciones diversas.

El año siguiente asume la Dirección de Fronteras y Servicios especiales, que más allá de lo lejano que pueda sonar, el mandato es amplio e incluye, “por protección” acceder a la vida personal de personas importantes, y claro está, la guardia Presidencial. Con acceso a lo que necesite de otras reparticiones de Carabineros, además.

El 2014 se desempeña como jefe de Zona Metropolitana y luego asume la recién creada Dirección de Inteligencia, Drogas e Investigación Criminal. Es decir, Bruno Villalobos no es una persona que accede a la flor y nata de la policía uniformada chilena por hacer comunicados mal redactados y cargados a la inconsistencia argumental que aprovecha la emocionalidad que despierta la muerte injustificada de un trabajador tras desmanes inconducentes, para potenciar la sugestionabilidad.

Bruno Villalobos, no sólo no hace una autocrítica de procedimientos que diseñó, tampoco culpa a los delincuentes de la delincuencia. Básicamente, “responsabilidad de las familias”. El recurso irracional es exquisito: aprovechar el estado emocional de la población para mandar un mensaje que penetre (apelación a la familia), lanzar la crítica a ninguna parte y despertar fuerzas libidinosas hacia su persona, logrando apoyo. Incluso, el concepto de las “críticas infundadas” como justificación del abandono de deberes pasó de largo.

Finalmente, su mayor “protegida” (vigilada), le validó el argumento aquel de la inhibición, como si este año se hubiese hecho algo distinto a reprimir manifestantes y dejar actuar el lumpen a pocas cuadras. Clásica operación de inteligencia y manipulación psicoanalítica.

 

Francisco Javier Larraín S.

Docente e investigador.


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