Se nos ha dicho que tanto Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieron el 23 de abril. Uno y otro en 1616. Sin embargo hoy sabemos que Cervantes falleció un día antes y que Shakespeare lo hizo un tres de mayo.
El efecto, el dramaturgo inglés nació, vivió y murió en Inglaterra que, en esa época se regía por el calendario juliano, mientras que España ya lo hacía por el calendario gregoriano que hoy rige en todo el mundo. Fue Papa Gregorio XIII quien resolvió el problema de los 11 minutos sobrantes cada año según el calendario del emperador Julio César. El calendario de Julio fue, a su vez, un avance respecto del denominado calendario romano, más imprecisos todavía.
Como fueron los estudiosos de la Universidad de Salamanca de España los que hicieron la propuesta luego de largos años, España lo adoptó inmediatamente después de promulgado por el papa. El calendario quedó listo en 1580 y entro oficialmente en funciones en 1582.
La Reforma Protestante conspiró para que los países de esas denominaciones lo adoptaran en el siglo XVIII. Inglaterra y Gales lo hicieron en 1752. De hecho, como sostenía Kepler, “era mejor estar de acuerdo con Dios que con el papa”, y no se refería al emperador romano como dios, que era lo que los tómanos hacían.
Por eso es que nuestro buen William murió el 3 de mayo de 1616 según el nuevo calendario que hoy en día seguimos usando; aunque en su época sus contemporáneos contaban el día como 23 de abril, Ese es el día San Jorge, santo patrono de Inglaterra, por lo que quizás se consideró un presagio.
Dos comentarios finales. Se trata de San Jorge de Capadocia del siglo III y cuyos restos se veneran en Lod de Israel. Hay una línea investigativa que sostiene que Shakespeare era un católico secreto, lo que no es nada raro, pues incluso de sostiene que no existió y que quien escribió fue Francis Bacon.
Rodrigo Larraín Contador
Académico U Central de Chile
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