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Conoce los tipos de alimentación que ayudan a disminuir los riesgos de cáncer

LUNES, 8 DE FEBRERO DE 2016
Publicado por

Equipo de Corresponsales


Las cantidades de los alimentos ingeridos son la clave para mantener este tipo de enfermedades lo más alejadas posibles.


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Según diversos estudios la nutrición y el cáncer están relacionados. Una dieta sana y equilibrada reduce las posibilidades de sufrir esta enfermedad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se podría evitar el 30% de los casos de cáncer en todo el mundo con una alimentación saludable.

Hay muchas líneas de investigación abiertas sobre qué alimentos favorecen el cáncer y cuáles lo evitan. Está comprobado, por ejemplo, que un consumo excesivo de grasas saturadas puede provocar cáncer. También está demostrado que comer más fruta y verdura es beneficioso.

En este contexto, el Círculo de Nutricionistas de Sodexo, explica que “un alimento no provoca, ni evita el cáncer por sí sólo, lo que influye es la dieta en su conjunto. Una mala dieta mantenida durante mucho tiempo sí puede representar un riesgo”.

En este contexto el Círculo de Nutricionistas de Sodexo entrega las claves para tener a la alimentación como una aliada.

Reducir las grasas: una de las causas del sobrepeso es el consumo excesivo de grasas, la obesidad genera desórdenes metabólicos relacionados con hormonas que participan en el desarrollo de varios tipos de cáncer, como el de estómago, esófago y mama.

Reducir el azúcar: los azúcares refinados también están relacionados con la obesidad y funcionan como el combustible en el proceso de crecimiento de las células tumorales. Prefiera azúcares naturales como la miel, limite el consumo de bebidas gaseosas y coma dulces sólo en pequeñas porciones un par de veces por semana.

No exceder el consumo de carnes rojas: no tienen un riesgo en sí mismas, pero si se consume en exceso, con grasa y demasiado cocida, no es saludable. Se deben elegir cortes magros y eliminar la grasa visible. Lo recomendado es consumir tres veces por semana pescado y sólo una vez carne de vacuno, en lo posible al horno.

Consumo ocasional de fiambres y ahumados: para su elaboración y conservación se les suelen agregar nitritos y nitratos que son nocivos y engordan.

Limitar el consumo de alcohol: éste eleva el riesgo de cáncer bucal, de laringe, de esófago, pecho, mama, colón e hígado, debido a la exposición a químicos que se produce cuando el alcohol se metaboliza en el cuerpo.

Muchas frutas y verduras: producen compuestos moleculares que actúan como escudos: los antioxidantes. Entre los principales están la vitamina C, la vitamina E y el betacaroteno. La vitamina C se encuentra en el brócoli, pepino, repollo, tomate y pimiento. En frutas está en cítricos, como el melón y guayaba. La vitamina E está en alimentos como el germen de trigo, maíz, frutos secos, cereales, aceitunas, espinacas y otras hortalizas de hojas verdes, y aceites vegetales como el de maíz, oliva, girasol y soya, fundamentalmente. Finalmente, las mejores fuentes de beta-caroteno son la zanahoria, acelgas, espinacas y otros vegetales verdes, rojos, naranjas y amarillos.

Alimentos ricos en fibras: reducen los niveles de estrógeno y de testosterona, con efectos protectores de los cánceres de mama y colon. Se pueden incluir en la dieta en frutas, verduras, cereales integrales y legumbres.

No suspender los lácteos, consumirlos descremados: sus nutrientes, como el calcio y la vitamina D, son efectivos contra el cáncer colorrectal. Consumirlos descremados, para evitar adicionar grasas a la dieta.


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