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Columnas de Opinión

¿Ricardo Lagos? ¡Gracias!, pero pasamos

MARTES, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2015
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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Camilo Escalona – el mismo que bloqueó desde 2006 la posible reelección de Lagos, desde que en agosto de ese año proclamó a Insulza – ha dicho ahora que es un buen candidato. El partido del orden gana adeptos y una parte de la sociedad, acostumbrada al maltrato, cree que el octogenario presidenciable podría ser una solución a la crisis de representatividad por la que atraviesa el país.
Pero se equivocan. Creer que Ricardo Lagos podría ser una solución permanente a la crisis por la que atravesamos, es como pensar que Piñera hará emprendimientos de verdad o que, definitivamente, terminará con la delincuencia.

Ricardo Lagos, es responsable directo de las pérdidas en la Corfo – el famoso jarrón – mientras su yerno era jefe de la entidad estatal y del estallido ya frecuente de la corrupción. Durante su gobierno se prometió la reforma regionalizadora más grande que el país hubiese conocido pero, debido a la corrupción, se terminó haciendo nada: ella obligó al mandatario a un acuerdo con la UDI que, hoy, el origen de los principales problemas de corrupción que afectan al sistema político en su conjunto. Se creé el CAE (por eso los empresarios lo aman) que asfixia cada año a miles de familias y por si fuera poco surgió la acreditación y el Transantiago.

En suma la candidatura de Lagos hoy representa el conservadurismo, la nueva salida portaliana a una crisis que no es del país, sino de su clase política-empresarial, que sectores de la Nueva Mayoría quieren aprovechar para reestablecer el partido del orden, y con ello la idea de que solo el crecimiento podrá sacarnos del estancamiento, pese a toda la evidencia en contra.

Es clave el debate que se viene, porque el establishment intentará por todos los medios posibles hacernos creer que el octogenario candidato, hombre del siglo XX, podrá resolver problemas propios que son del siglo XXI. Y nosotros, hoy entendemos que la economía es demasiado importante como para dejarla a cargo de puros economistas.

Como en las películas, hay que recordarle al ex presidente, y también a sus principales adherentes que las segundas partes nunca han sido buenas: allí están como evidencias los gobiernos de Manuel Montt, Arturo Alessandri, Carlos Ibáñez y la propia Michelle Bachelet. Los próximos meses serán decisivos para observar si el país cambió definitivamente o si nuevamente, con nuestra indiferencia, avalaremos, una nueva regresión autoritaria.

Edison Ortiz.


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