
Alexis celebra con todo tras convertir el penal decisivo. (Foto: @CA2015).
Acabamos de asistir al hito mayor en la historia del fútbol chileno. Por fin, por vez primera, todos gritamos campeón, y con todos los merecimientos. Atrás quedaron los casi casi, las frustraciones en el último minuto y los terceros lugares. Somos los campeones de América gracias a un tremendo grupo de jugadores y cuerpo técnico a quienes el fútbol del país le debe su hora mayor.
Los chilenos tenemos nuestro momento de fiesta, en meses difíciles, con estancamiento económico, con la delincuencia campeando, con corrupción a todo nivel. Merecemos un rato largo de festejo. Un día para atesorar, para guardarlo en las páginas centrales de la sufrida historia del balompié criollo. A celebrar señores, la fiesta no debe parar.