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Columnas de Opinión

Respuesta a Eduardo Manríquez G.

JUEVES, 2 DE JULIO DE 2015
Publicado por

Columna de Opinión



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Me refiero a su carta de 1 de julio en curso. He sido y soy un invariable admirador del Magisterio Chileno, que cumple una de las más esenciales actividades. Estudié en el Instituto Nacional, y guardo el recuerdo de esos queridos maestros, de terno oscuro, camisa blanca, corbata, que imponían respeto con su sola presencia. En las salas de clase no volaba una mosca, y bebíamos su sabiduría y su conocimiento, expresados en un castellano limpio, sin obscenidades, ¡cuánto aprendimos de esos queridos maestros!, enérgicos, severos, exigentes, cuántos valores nos entregaron para toda la vida.

Ese es el Magisterio que admiro y que quiero, don Eduardo, no el que conforman otros profesores que salen a las calles como saltimbanquis, desfilando detrás de sus alumnos, olvidado el respeto y la disciplina.  No puedo aceptar que, so pretexto de defender la educación pública, de la cual provengo y que me interesa potenciar, se le ponga zapatos de buzo abandonando las aulas y dejando, ilegalmente, a miles de alumnos sin clases, con el riesgo de perder un año académico entero. Impresentable me parece que se ejerza la típica presión corporativa, en orden a que usando la fuerza de un paro ilegal, se quiera forzar al Gobierno, o al Congreso Nacional, a retirar un proyecto de ley, para agradar a un gremio importante, pero que quiere imponer su propia manera de ver las cosas, sin reparar en el costo social. No hay diálogo cuando una de las partes está en posición de fuerza frente a la contraparte. No se puede invocar el derecho y la justicia violando la ley.

Señor Manríquez, este espectáculo es un mal ejemplo para nuestra juventud, no se puede esperar una mejor educación destruyéndola, entregando a los jóvenes cuya formación les encomienda la patria, la convicción de que las cosas se obtienen por la fuerza, sin orden, sin disciplina, en impunidad. No son los ciudadanos del futuro que queremos forjar.

Por eso escribí lo que Ud. comentó, porque creo que debe haber orden y respeto, y soy yo el que está desencantado, estimado profesor, de observar que el que fuera el gran Magisterio Chileno, hoy esté usando procedimientos inaceptables, causando un daño que se va sumando y corrompiendo nuestras costumbres.

Espero que el Magisterio recapacite, que entienda el error que está cometiendo, y regrese a la buena senda, a recuperar su imagen, a dialogar de veras, sin usar la fuerza, hasta alcanzar la verdad. Se puede, es cosa de quererlo y así lo deseo.

Le saludo con la mayor atención y consideración.

Mario Barrientos Ossa.

 


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