Mucho de la discusión de la desigualdad está contaminado por la orientación a la siembra del temor. Las élites dominantes siempre tratan de justificarse apelando a que se está mejor que en los ejemplos que se enseñó a mirar con desconfianza.
Cada vez que se presenta la cuestión de hacer de nuestro país una República (siempre basada en la menor desigualdad en derecho y la práctica) surge el comentario: “vete a Cuba, Venezuela o Argentina”. No voy a discutir sobre si esos países de comparación son mejores o peores que mi país; porque no pasa de ser un infantilismo. Se les menciona como un ignorante suelta un exabrupto.
Lo mejor, para probar que en realidad se usan ejemplos espurios, es ver países ricos, más desarrollados y que tienen mejor distribución de ingreso. Países donde el 10% más rico gana hasta 10 veces lo que gana el 10% más pobre en la OCDE hay Suiza, Holanda, Alemania, Hungría, Luxemburgo, Suecia, Austria, Bélgica, Eslovaquia, Finlandia, República Checa, Dinamarca, Noruega, Eslovenia, e Islandia, donde esa diferencia no llega a las cinco veces.
Entonces, si los países menos desiguales de la OCDE no son países que vivan el chavismo, castrismo o kirchnerismo queda bastante claro que es la declaración de deshonestidad más rampante la cita a los países que se enseña a temer.
¿Qué países comparten en el club de países ricos posiciones cercanas a Chile? México, con una situación interna que, a pesar de censurada, se filtra. Turquía, que es una tiranía bastante conocida. Y USA, donde 47 millones de personas comen de lo que les da el Estado, y más de 90 millones de personas no tienen derecho a la salud. Casi un 60% menos desigual que Chile es el régimen de apartheid de Israel…
Chile, en términos de desigualdad apenas puede mostrar mérito frente a Brasil o Sudáfrica. No hay movilidad social basada en el mérito en país desigual conocido en la actualidad, sólo quienes más medios tienen, y los políticos que se compran acá o allá, defienden aquellas estructuras de desigualdad, que terminan siendo estructuras de corrupción.
El político deja de competir y se enquista usando su poder contra sus representados inclusive, y el industrial se encaja inhibiendo la competencia que el legislador dejó pasar. Ellos hablan de que si tocamos el tema de la desigualdad veremos el aislamiento que USA impone a Cuba, Venezuela y Argentina en nuestro suelo.
No tema, el tema de la desigualdad no es propio de trasnochados barbones. Es un tema que cuida que exista una República si se trabaja en serio.
Francisco Javier Larraín S.
Docente e Investigador
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