La nueva Constitución: Cuando la forma importa tanto como el fondo

Uno de los anuncios más esperados del pasado 21 de mayo, dadas las expectativas que la misma presidenta había generado al momento de dar a conocer el informe de la comisión Engel, era la fórmula en que se pondría en marcha el proceso constituyente anunciado en aquella ocasión. Y si bien la mandataria mantuvo la ambigüedad que la caracteriza desde que anunció en su programa la promesa de una nueva constitución al punto que el diputado Juan Luis Castro se apresuró en salir a matar la opción de la asamblea constituyente, como antes lo hizo Tironi, lo cierto es que ésta permanece intacta. Sus palabras, también hacen pensar que la asamblea constituyente es una alternativa para La Moneda. Algunas de sus memorables frases fueron “Chile, por primera vez en su historia, tiene la oportunidad de construir una Constitución genuinamente republicana y soberana, que sea política y socialmente acordada, que refleje el país que somos hoy, maduro y democrático”, o “llevaremos a cabo un proceso constituyente que garantice un equilibrio adecuado entre una participación ciudadana realmente incidente y un momento institucional legítimo y confiable”. A mayor abundamiento sobre el tema reiteró que en la instalación de la nueva constitución, “importa tanto el fondo como la forma”. Es decir, para la primera mandataria no basta solo con cambiar la actual constitución como a muchos actores de la Nueva Mayoría les gustaría para cerrar con ello el debate, sino que además es tan importante como lo anterior la fórmula en que ésta se realice, dando con sus palabras un fuerte espaldarazo a quienes creemos que Chile por primera vez en su historia se merece una nueva carta magna dialogada y conversada ente todos los chilenos, y que no solo sea fruto de la violencia y la imposición de algunos sobre el resto de la sociedad.

Ello cobra particular significancia cuando son los propios actores del parlamento quienes señalan a quien los quiera escuchar que el “actual congreso no tiene la legitimidad ni los votos para definir dentro de sus muros la nueva carta magna”. Y si bien el proceso constituyente deberá, como es costumbre, ser empujado con movilizaciones y entusiasmo desde la sociedad civil hay hechos que ya comienzan a sentar precedentes. Uno de ellos, es sin duda, el inicio de la discusión en la comisión de Constitución que preside el diputado Leonardo Soto de la iniciativa impulsada por cerca de sesenta congresistas que introduce la figura del plebiscito como mecanismo que permita a La Moneda dirimir mediante una convocatoria ciudadana la mejor opción para resolver la crisis institucional que afecta a nuestro sistema político.

Más allá del debate y los prejuicios que genera el tema no resulta imposible que pronto la iniciativa se vote en la comisión donde solo falta un voto para su aprobación y que luego pase a ser votada en la cámara. Millones de chilenos expectantes y atentos a esa votación pueden hacer que la balanza se incline en uno u otro sentido. La nueva constitución, tal vez legitimada por una asamblea constituyente está allí, a la vuelta de la esquina.