El actual recinto fue construido desde principios de los años cincuenta y comenzó a funcionar en 1962.
“Yo, por lo menos, no podría avalar -desde el Servicio de Salud- la posibilidad de radicar en ese lugar otro hospital”, sostiene categórico el director de Salud O’Higgins, Fernando Troncoso, sepultando la idea de que el edificio que alberga actualmente al Hospital Regional continúe como un establecimiento Tipo 2, de mediana complejidad y destinado especialmente a adultos mayores de Rancagua.
Esta iniciativa surgió hace tres años por parte de la Unión de Consejos de Desarrollo de Salud de la ciudad, impulsada por parlamentarios como el senador Juan Pablo Letelier (PS) y los diputados Juan Luis Castro (PS) e Issa Kort (UDI) y el alcalde Eduardo Soto, entre otros dirigentes.
“Honestamente, yo desconozco cuál es sustento de eso. Yo siempre lo que planteo es que hoy uno de cada dos hospitalizados en el hospital actual es gente de Rancagua; nosotros podríamos emplazar algunos hospitales diurnos, ambulatorios para adultos mayores, pero no existe ningún proyecto que esté por lo menos respaldado por el Servicio de Salud o en el Ministerio para radicar en ese lugar alguna actividad asistencial. Eso nunca ha estado considerado”, recalca Fernando Troncoso.
No obstante, el encargado del Servicio de Salud regional dice que junto al Ministerio del ramo y el Gobierno Regional se ha pensado en darle otro destino al edificio de Alameda 611. “Se están valorando posibilidades, por ejemplo, radicar ahí Fonasa, la Seremi de Salud, el Servicio de Salud, en un solo módulo de tal manera de facilitar a la comunidad los servicios que están involucrados en cada uno de estos, como un ‘mall de la salud’”, afirma.
Pero hay mucho que hacer en esa infraestructura antes de pensar en implementar cualquier plan. “Ese edificio no está en buenas condiciones para ser utilizado el mismo día que se desocupe. Requiere mantenimiento, o más bien, una renovación de todo su sistema eléctrico, probablemente lo sanitario; los desagües después de 50, 60 años de uso están las cañerías obstruidas y probablemente haya que darle alguna ‘mano de gato’ -porque no es algo estructural- en relación a las condiciones de lo estético, etcétera”, explica el jefe de servicio. Para eso, dado que son 37.000 m2, se requiere dinero y tiempo, puntualiza el profesional, quien estima entre $1500 y $2000 millones de inversión.
Entre otros de los usos que se analizarían están “algunas instancias formativas de profesionales del área de la salud para contribuir al cierre de la brecha de especialistas; formar algunos de los profesionales médicos, de enfermería y otros de salud que la Región requiere, en coordinación con la universidad regional o alguna otra instancia”, concluye Fernando Troncoso.
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