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Columnas de Opinión

Hoy puede ser un gran día

MARTES, 21 DE ABRIL DE 2015
Publicado por

Columna de Opinión



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Como era previsible, el gobierno en vez de aprovechar la actual crisis como una oportunidad real de mejorar nuestra desprestigiada democracia y convocar a un plebiscito que dirima el conflicto de legitimidad de nuestro sistema político, hizo todo lo contrario: intentar dar una señal de normalización para una situación que se ha hecho insostenible. Un golpeado Peñailillo, flanqueado por los presidentes de ambas cámaras, insistió en recomponer el eje de las reformas y, como lo suponíamos, apostar todas las fichas al informe de la comisión presidencial que lidera Eduardo Engels – cuyo think tank también era financiado por Luksic – donde la Asamblea Constituyente – a pesar de que cinco miembros de ella están por esa salida – no será tema. Con el portazo del ejecutivo en nuestras narices y con sus principales actores – el jefe de gabinete y el Director del SII – manchados directamente en el caso Soquimich, es difícil esperar que desde La Moneda se de alguna señal de recuperación real de confianzas.

La única posibilidad real puede venir del parlamento chileno que, desde su origen en 1811 y hasta hoy ha desempeñado un rol protagónico en la construcción de la democracia. Momentos culmines de su gran labor fueron su apoyo al proceso independentista; su papel en la expresión del pluralismo político y la legitimación de la oposición, en especial de los liberales y radicales durante el siglo XIX, junto a la contención de la frecuente inclinación autoritaria del poder ejecutivo; su contribución al surgimiento de un pensamiento laico, su significativo rol en la industrialización del país; o su punto más notable y alto en 1971, cuando transversalmente respaldó la nacionalización del cobre. O más recientemente, el papel de muchos legisladores como garantes de derechos ante la indefensión de la ciudadanía. Aunque en su biografía, también hay comportamientos menos destellantes y más controvertidos – el fondo del soborno en la época del salitre, el cohecho y la corrupción durante el parlamentarismo, el papel de una parte importante del antiguo congreso en el derrumbe de nuestra democracia en 1973, o los escándalos recientes como Penta y SQM – que provocaron que no solo una parte significativa de chilenos pensemos que la única salida es un plebiscito, sino que desde la propia Nueva Mayoría se levanten voces destituyentes, como la de Jorge Correa Sutil, que solicita adelantar todas las elecciones de autoridades para superar la crisis de legitimidad (¿para evitar una asamblea constituyente y que luego todo siga igual?).

Pero esta crisis puede ser, si se recoge como una oportunidad, una buena posibilidad de romper con una imagen que periódicamente se repite sobre el parlamento. La presentación este martes 21 de abril de la más grande iniciativa impulsada por parlamentarios – más de 50 que van desde el PC a Gaspar Rivas y que, entendemos en la región solo la suscribió Juan Luis Castro – para que un plebiscito convocado por el ejecutivo dirima la crisis de legitimidad puede ser esa puerta que engrandezca a la cámara. Del actual parlamento depende que en el futuro no se agreguen más datos a este prontuario y se establezca una completa separación entre dinero y política, así como penas ejemplificadoras para la corrupción, el tráfico de influencias y el financiamiento ilegal de campañas, incluyendo la inmediata pérdida del escaño. Si ello no ocurre estaremos obligados a repetir con Nicanor Parra: ¡Corrupción sustentable, venceremos!

Edison Ortiz.


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