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Columnas de Opinión

Para saber y contar

VIERNES, 6 DE MARZO DE 2015
Publicado por

Columna de Opinión



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El próximo domingo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, y estimamos irrenunciable expresar nuestros sentimientos de agradecimiento y admiración por la gran Mujer Chilena.

De agradecimiento, porque todos somos hijos de mujer, sin su vientre bendito, no estaríamos en este mundo, solo seríamos un puñado de átomos dispersos en la inmensidad del universo. Nuestro Yo es fruto del Ella.

De admiración, porque las virtudes que adornan a la mujer nos enorgullecen. Sin Fresia, sin Inés de Suárez, sin Paula Jaraquemada, sin Javiera Carrera, sin la Sargento Candelaria, sin Gabriela Mistral, y muchas otras que constituyen una legión de voluntades, de fervor, de convicción, de sacrificio, de sufrimiento, siempre por algo superior, Chile sería inexplicable, y tal sería una simple república bananera, sin el prestigio que nuestra patria goza, sin su historia llena de páginas de oro.

Cabe recordar que, como todas las cosas buenas de la vida, el Día Internacional de la Mujer es fruto del dolor, de la lucha por la igualdad, de vencer las injusticias, y se nutre de sangre y lágrimas.

El primer Día Internacional de la Mujer se celebró el 3 de mayo de 1908 en el teatro Garrick de Chicago, primer balbuceo de esta efemérides, convocado por las sufragistas, es decir, aquellas mujeres que reclamaban el derecho de votar y decidir el destino de su país y del mundo.

El 25 de marzo de 1911, se incendió en Nueva York  la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist, siniestro en que murieron 146 mujeres, encerradas en el edificio, la mayoría inmigrantes. Desde entonces, las mujeres ya no pararon más, tomando ese amasijo de sangre y lágrimas como la arcilla primordial.

En 1977, la ONU proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, momento en que debemos reconocer los grandes logros y avances, pero a la vez, toda le enorme deuda social, política y emocional que aún tenemos con la Mujer, así con mayúsculas.

En vísperas de la celebración, reciban las mujeres rancagüinas  mi abrazo y mi saludo, un “fuerza y adelante”, y por supuesto, envío un beso a la distancia a mi madre, que ya no está para leerme ni oírme, y saludo a las mujeres hermosas y nobles que componen mi familia, encabezadas por mi gran compañera de toda la vida.

¡Larga vida y éxito en sus luchas a la gran Mujer Chilena!

Mario Barrientos Ossa.
Abogado.
Magister en Derecho U. de Chile.


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