Las investigaciones realizadas muestran que los niños menores de 30 meses no son capaces de aprender de la televisión o medios interactivos, como sí lo hacen de la vida real, aunque algunos estudios han demostrado que sí podrían ayudarles a incorporar más palabras a su lenguaje o a la comprensión de lectura, pero sólo cuando son preescolares (cuatro a cinco años) o incluso, más grandes.
La publicación señala que si existe algún potencial beneficio con su uso antes de los tres años, todavía no se ha demostrado. Es más, «su uso en la infancia temprana podría interferir con el desarrollo de las habilidades sociales como la empatía y la resolución de problemas, que normalmente se obtiene mediante la exploración, el juego no estructurado y la interacción con sus pares», explicó el texto.
La columna también agrega que “estos dispositivos también pueden sustituir a las actividades prácticas importantes para el desarrollo de habilidades sensoriales y motoras y también las visuales-motoras, importantes para el aprendizaje y la aplicación de las matemáticas y la ciencia».