La Educación es uno de los principales agentes socializadores y generador de patrones culturales, sobre el cual descansan nuestras creencias, conocimientos, valores y le dan identidad e idiosincrasia a una sociedad.
A través de la historia, podemos darnos cuenta como la utilización de los proceso formativos formales han servido como elemento constitutivo para moldear pensamientos y conductas.
El problema radica entonces, en que valores les estamos enseñando a nuestros niños y niñas en las escuelas, que conductas queremos que aprendan, porque el caso Penta, Dávalos, Johnson y tantos otros que tenemos en la retina, están dando cuenta de una sociedad que ha asimilado la idea de que ciertos individuos con prerrogativasespeciales, ya sea económicas o políticas, pueden hacer lo que quieren, sin que ello tenga consecuencia alguna y la conducta aprendida es a desconfiar de todos y de todo, y que la ética y el bien común y social son relativos, sin lugar a dudas, nos hemos vuelto una sociedad desconfiada, pero al mismo tiempo incrédula y con poca capacidad de asombro y por lo mismo pasiva. Es lo que nos enseñaron por años en las escuela, en los medios de comunicación y porque no decirlo en nuestras propias familias, en pocas palabras, a no opinar, no tener ideas propias, no cuestionar y tener cuidado con el que está más allá, el individualismo nos ha permeado y dominado nuestras conciencias, al parecer ha triunfado el modelo neoliberal en todas sus dimensiones.
Cada día, a la luz de esta realidad, la educación centrada en los valores más intrínsecos del ser humano, cobra mayor relevancia y urgencia, es vital humanizar el modelo, cultivar una sociedad donde los méritos sean más trascendentes y tengan mayor poder que el ser hijo de un político o un gran empresario, donde las oportunidades sean para todos iguales y no solo para algunos y en donde las ideas pesen más que la trampa y las malas prácticas.
Todas las sociedades desarrolladas han entendido esto tan básico, una educación fuerte en valores y orientadas a la equidad, que aprovechan el capital humano que poseen y lo forman bajo parámetros éticos orientados a vivir en una sociedad sana y solidaria, pero que al mismo tiempo han sido duras y rigurosas para erradicar el aprovechamiento y el engaño.
Ricardo Cristi López
Magister en gestión y liderazgo en gestión liderazgo
Director de programa de magister de la UNAB