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Columnas de Opinión

El sínodo sobre la familia

VIERNES, 24 DE OCTUBRE DE 2014
Publicado por

Columna de Opinión



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El Papa Francisco ha convocado a los obispos a debatir sobre la familia, noble propósito en un momento en que en Occidente –lo que nos incluye– la familia se cae a pedazos, sin que a nadie parezca impostarle mucho. Un sínodo no permite discutir temas importantes, como definiciones de fe, lo sí puede hacer un concilio. Por ello cuando se dice que el tema discutirá la posibilidad que los separados vueltos a casar puedan comulgar, se está hablando impropiamente.  El Papa por sí y ante sí mismo podría autorizarlo, pero si decidió citar a un sínodo es sólo para consultarle acerca de este  tema.

En el Concilio de Trento se impuso para los católicos romanos la imposibilidad de comulgar habiéndose casado de nuevo; no obstante y siguiendo a los Padres de la Iglesia, los católicos romanos de rito oriental se siguieron divorciando y comulgando debidoa la benevolencia de sus pastores que gozan de cierta autonomía respecto del papa.  En el Concilio Vaticano II, cuyo medio siglo celebramos hace un par de años, hubo una discusión sobre este tema.  Monseñor Zoghbi, un vicario para los católicos melquitas, se refirió ala prohibición en términos muy claros al decir que el cónyuge inocente y sin culpa quedaba solo –y sin el auxilio de la comunión-por culpa de el otro cónyuge y de una disposición inhumana. Se pregunta por qué la iglesia no tiene autoridad para proteger al cónyuge inocente de una continencia y una soledad que no buscó pues su vocación a la santidad fue en el matrimonio. La respuesta no se hizo esperar, fueron todas de disciplina eclesiástica, como que el matrimonio es indisoluble y la legislación canónica,  O sea, no se consideró al un evangelista, a los Padres de la Iglesia como Orígenes o Basilio y menos a la tradición eclesiástica de Iglesia de Occidente y Oriente, menos a las católicas ortodoxas.

Es decir, todo indica que las cosas seguirán igual con Francisco; ello porque este ha sido un papa de los gestos, sin embargo, aún esperamos los hechos.  Porque la familia ya casi no existe sobran los remilgos reglamentarios contrarios a buenos cristianos que buscan permanecer en la Iglesia son obsesivos; se trata de gente buena y cumplidora, de lo contrario comulgarían alegremente todos los Domingos. Pero ellos aún esperan la gracia de ser familias cristianas con “todas las de la Ley”.

Rodrigo Larraín Contador

Docente U. Central de Chile


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