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Editorial

Relaciones bilaterales entre Chile y Perú

MIÉRCOLES, 27 DE AGOSTO DE 2014


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Para hoy se espera la realización de una marcha convocada en Perú por el Club Provincial y Cultural Tarata y la Asociación por la Recuperación de Arica y Tarapacá. La manifestación ha causado preocupación en el gobierno chileno, especialmente, ante la posibilidad de que los manifestantes pasen la frontera de forma ilegal.

Desde la Cancillería se ha hecho un llamado a la prudencia. El ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz ha sido claro: “Nadie puede entrar a territorio chileno sin autorización».

Y aunque este hecho es aislado e independiente del gobierno de Ollanta Humala, aparece en el horizonte al poco tiempo después de que Perú diera a conocer un mapa en el que establece como límite terrestre con Chile el Punto de la Concordia y no el Hito número 1.

Una situación que, como era de esperar, fue analizada con la rigurosidad que amerita tanto por miembros de la Cancillería chilena como por parlamentarios que integran la Comisión de Relaciones Exteriores.

La noticia sobre los límites que establece el nuevo mapa peruano, se dio a conocer a ocho meses de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) diera su sentencia sobre el diferendo marítimo presentado por el gobierno peruano y que no se refirió a este punto en cuestión, especialmente, cuando tras el pronunciamiento de La Haya, ambos gobiernos se comprometieron a respetar el fallo y trabajar en conjunto para su aplicación.

Pero situaciones como las descritas anteriormente sólo vienen a entorpecer –sin ninguna justificación razonable y también de forma inesperada- el curso normal de las relaciones bilaterales entre Chile y Perú. Relaciones que deben basarse, primero, en que ambos gobiernos dejen claramente establecido que no existen temas limítrofes pendientes entre ambas naciones. Sólo desde esa base se puede pensar en el futuro y centrar los esfuerzos en crear lazos de fraternidad, cooperación y confianza con el objetivo de desarrollar políticas enfocadas en el desarrollo de ambos países que terminen beneficiando a sus habitantes y que permitan tanto a Chile como Perú jugar un papel preponderante en Latinoamérica.

 

 

 


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