La idea de paz está más lejos que la certeza de un crimen diseñado para fortalecer poderes que se dicen religiosos pero que responden a operaciones de limpieza étnica. He conversado con muchos israelíes, judíos y palestinos. Una vez destetados el velo que establece el miedo que permite el odio entre hermanos que esconden sus libretas de familia y que pretenden aspiracionalmente un linaje que les legitime.
El gueto de Varsovia fue un espacio de dicha ciudad en la que el racismo nazi aisló del mundo a población judía local. Cierran el paso, inhiben del paso de alimentos necesarios para la población, asesinan «selectivamente» a judíos. La resistencia judía cayó túneles para ingresar alimentos, medicamentos y armas. Desde allí atacaban con munición a sectores de la ciudad fuera del gueto. La tiranía nazi les tildó de terroristas, y la aniquilación de población civil, que siempre es un crimen, fue su «defensa».
El año pasado los supervivientes del Gueto de Varsovia llamaron a la población de Gaza a rebelarse de su prisión. Evidentemente la fuerza opresora indica que sólo el radicalismo islámico podría estar a favor de la lucha de defensa. Sin embargo, Hamás que siempre ha negado la paz o su negociación fue alimentada por la brutalidad racista que se vive, cachetadas de payaso que matan al resto: sin Hamás Israel no tiene excusas.
Hamás vio liberada a su diligencia cuando Israel necesitó desestabilizar a Arafat. No sólo eso, dieron soporte ideológico humillado a millones en un espacio pequeño dónde el 70% son mujeres y niños (alias escudos humanos). Decirle a la población que evacúe en un área cerrada densamente poblada es una mala broma. Como el lema de la entrada de Awschwitz: «El trabajo os hará libres «.
El «Nunca más » tras el Holocausto parece tener letra chica de etnicidad. «Animales humanos» les llaman líderes de Israel a quienes oprimen. incluso parecen dotar de legitimidad el pensamiento infantil de «si no apoyas nuestra carnicería defiendes el terrorismo y eres antisemita». Es como llamar antiárabe a quien se opone al jihadismo.
Dice el Talmud «quien salva una vida, salva a la humanidad «, y eso que tiene fama de racista. Nuestra humanidad mil veces racista debe salvarse. Herzl logró destruir el judaísmo como se propuso a través de infectarlo de sionismo, Hitler cargó con la vida de quienes despreciaban la idea. Lograron naturalizar su racismo antijudaico territorial, y han logrado igualar el ejército de un Estado a un grupo de jihadistas.
Orar por la paz, lo que queda.
Francisco Javier Larraín
Docente e Investigador