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Columnas de Opinión

Para saber y contar (XXXVI)

MIÉRCOLES, 27 DE AGOSTO DE 2014
Publicado por

Equipo de Corresponsales



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1.-Es curioso, mientras el mundo avanza aceleradamente hacia un porvenir más moderno, renovado, eficiente, en nuestra aldea nacional retrocedemos y volvemos a transitar por viejos caminos pedregosos, ya fracasados. Pruebas al canto.

A) Cuando se inició la llamada regionalización, en Chile había 25 provincias, las que fueron reemplazadas por las nuevas regiones, con el objetivo de crear menores unidades territoriales, con capacidades suficientes para labrar un mejor futuro a sus habitantes.

Se inició la tendencia a crear otras, vamos en la XV y ahora se habla de crear la Región de Ñuble, sería la XVI, es decir, ¡vamos volviendo a las viejas provincias! Borramos con el codo lo escrito con la mano. Más burocracia, menos capacidad local. ¡Viva Chile!

B) En materia de representación parlamentaria, vamos retornando  hacia los viejos tiempos, al imperfecto sistema proporcional, a la proliferación de partidos minúsculos, a la indisciplina parlamentaria, a la creación de nuevos distritos fracasados en anteriores experiencias. Así lo muestra el proyecto de reforma en la materia.

Una vez más erraron el blanco. La reforma modernizadora era otra: crear distritos uninominales, reelección solo por una vez, una sola cámara legislativa, terminando con dos cámaras que hacen lo mismo, es decir, caminar a algo novedoso, no a recorrer senderos gastados que nunca nos condujeron a resultado alguno. ¡Jesús!

C) Nos vamos llenando de nuevos servicios públicos, de mayores restricciones a nuestras libertades, de mayores controles, de mayores facultades fiscalizadoras a los empleados públicos, nos asomamos al trasnochado socialismo de antaño.

Y de este vicio nadie sale librado, pues el gobierno de seudo derecha del ególatra cayó exactamente en lo mismo, olvidando que para un verdadero derechista “el Estado mejor es el menor”. ¡Aleluya! No sigo para no irritarme más.

2.-Me entristece y me avergüenza el estado actual de mi querido Instituto Nacional, antaño un colegio ejemplar, primer foco de luz de la nación, como dice su himno.

Esas aulas en que reinaba el estudio y la severa disciplina, en que maestros de primer nivel nos instruían y nos enseñaban valores, hoy están llenas de un enjambre de elementos díscolos, reacios al estudio, que egresarán con una ignorancia atroz. Veo en la televisión la imagen de algunos profesores y me quedo perplejo, semejan gañanes de la vega. Mis maestros se dan vueltas en sus tumbas, felizmente no pasaron por esta vergüenza atroz.

¡Señor, dame tu fortaleza!

Mario Barrientos Ossa.

Magister en Derecho U. de Ch.


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