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Columnas de Opinión

Para saber y contar (XXXV)

MIÉRCOLES, 20 DE AGOSTO DE 2014


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1.-Los siquiatras y otros reputados especialistas afirman que la indecisión provoca la neurosis, ese mal que tan desagradables consecuencias trae. La indecisión consiste en caer en ese limbo en que las inquietudes se pasan de un lado al otro, en un interminable ir y venir, sin que la voluntad decida que una de las alternativas para solventarlas sea elegida como la adecuada y se ponga en marcha el proceso de hacerla realidad.

Mi opinión como siquiatra social es que el gobierno adolece de una neurosis cada vez más notoria, fruto de su indecisión, cuyos aciagos efectos comienzan a contaminar a la sociedad toda.

En efecto, disponiendo de mayoría parlamentaria y habiendo sido electa la Presidenta con un preciso programa, aprobado mayoritariamente, nada justifica esta curiosa manera de obrar que paraliza al país, que nos está conduciendo a una desaceleración de la economía cada día más inquietante, a un aumento de la desocupación, y a una sensación de incertidumbre que oscurece el horizonte, antaño tan luminoso.

Esta indecisión por falta de don de mando, de la falta de una concepción de estadista, va dilatando los grandes proyectos en que debe traducirse el programa, con lo cual se abre camino a los lobbystas, a los enfermos de figuración, a los que no pueden dejar de hablar de lo que sea, a quienes creen de veras que saben los temas sobre los cuales opinan, y se van los días, las semanas, los meses, en una especie de taco de acequia, en el cual suelen girar ciertos restos fecales indefinidamente, sin que nada se resuelva. Neurosis social.

La indecisión, en Chile, se llama pomposamente “diálogo”, que no es sino el prurito de alargar las cosas hablando y oyendo desatinos. En política el diálogo debe ser técnico, entre quienes saben, y no esta conversación de fuente de soda en que hasta los más desprovistos de talento y conocimiento son llamados, o se sienten alentados, a “dialogar”. Tiempo perdido que se  va sin volver.

El resultado final es francamente aterrador: el Estado impotente, que nada resuelve, que deja hacer, es decir, volvemos sin siquiera saberlo al liberalismo décimonónico cuyo lema era: “dejar hacer, dejar pasar, el mundo camina por sí solo”.  Sorprendente.

2.-Hubo que recurrir a la Corte de Apelaciones de Santiago para que declarara formalmente lo que todo Chile sabe, hasta un gañán: que las tomas de establecimientos educacionales son actos ilegales, sin perjuicio de lo cual la “autoridad”, así, entre comillas, nada hace y se escuda en triquiñuelas para no cumplir su mandato.

Una vez más grito: ¡Señor, dame tu fortaleza!

Mario Barrientos Ossa.

Magister en Derecho U. de Ch.

 



Acerca de Mario Barrientos Ossa.
Nació en Rancagua. Egresó del Instituto Nacional y cursó Derecho en la Universidad de Chile. Es Diplomado en Administración Pública y Magíster en Derecho de la misma casa de estudios. Se desempeñó como Contralor Regional y subjefe del Departamento de Estudios de la Contraloría. Posteriormente, fue Asesor Jurídico de la División El Teniente. A contar de 1994 ejerce liberalmente la profesión en su Estudio Jurídico. Fue alcalde de Rancagua y uno de los cofundadores de la Universidad Leonardo da Vinci. Fue profesor en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y en la Universidad de Aconcagua, cuya Revista de Derecho creó y dirigió. Se desempeñó como Abogado Integrante de la Corte de Apelaciones de Rancagua.
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