Normalmente la gente transita sin ver su entorno; probablemente la mayoría no sepa el nombre de alguno de los funcionarios que hace el aseo de su plaza, su sala, o su espacio de trabajo. Nos hemos vuelto mal educados, la gente no saluda llegando a comprar ni se despide de la gente con la que lleva atención, y no hablo de la distancia del protocolo que se entiende cortés en la urbe.
Hace unos días hablaba con una mujer mayor, que me hace el favor de preparar mi espacio de trabajo. Inmediatamente me acordé de muchos casos que el arribismo del chileno medio y la complicidad de los más afortunados han legitimado en contra de la mayoría de la población. En Chile, la base de la estafa piramidal que constituyen las AFP es virtual, es decir, no tiene sus fronteras cerradas a quienes están afiliados; la base de las estafas Ponzi siempre deben crecer. Por ello es que, para obtener rentabilidad, las AFP empujan el mercado de trabajo a una mayor oferta de empleo precario y ocasional. Curiosamente, declaran cumplir su rol si se gana bien, y se cotiza oportunamente.
El caso es que me recordé de un jardinero que hace unas semanas con más de 80 años murió de frío atendiendo la Plaza de la Constitución.O de profesoras que tras décadas de dejar lo mejor de sí hoy son subcontratadas para hacer aseo (o mendigar, como se ha visto). Como las estafas piramidales necesitan crecer, se nos descontará de las boletas, luego extenderán sus márgenes de tiempo pero no será suficiente, tal cual se diseñó. Seguirán precarizando el valor del trabajo y seremos unos estúpidos dignificados por el trabajo que en realidad no somos tratados dignamente.
En USA las estafas piramidales están prohibidas (Salvo la Reserva Federal o Wall Street), por eso el modelo de José Piñera no se va a implantar tal cual por allá. Hace unos días leí a una “economista” de Libertad y Desarrollo que declaraba que “supo utilizar su libertad”ella no estaría mal jubilada. Quizás su pseudociencia liberal no comprende que no se trata de igualdad de condiciones, si no que de una ley de la selva que hasta hoy tiene a los empaques (o propineros) de los supermercados sin contrato, o pagando para orinar. Ni hablar de cajeras de una gran cadena que eran forzadas a ocupar pañales (como choferes del Transantiago, entre otros).
Se acabó el efecto del 27-F, que aumentó el PIB cobrando empleo más precario. Con menos empleo, continuamente tenemos más adultos mayores trabajando o mendigando; y, como nos quieren idiotas, trabajamos pensando que de verdad el sistema nos va a servir, y culpamos a las víctimas del crimen del que son víctimas.
El país del arribismo bien se merece, para legitimar el expolio, una AFP estatal.
Francisco Javier Larraín S.
Docente e Investigador.
Comentarios
Noticias recientes
Más Leídas