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Tendencias

Cuestionan el funcionamiento del suero experimental contra el ébola

MIÉRCOLES, 27 DE AGOSTO DE 2014
Publicado por

Diana Cabezas Abarca


Nancy Writebol y Kent Brantly, los dos pacientes que recibieron un fármaco experimental frente a la infección por ébola, han sido dados de alta en Estados Unidos, pero aún está la duda sobre su eficacia en todos los enfermos.


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El suero experimental trata de 'mimetizar' la acción defensiva de nuestro organismo.

El suero experimental trata de ‘mimetizar’ la acción defensiva de nuestro organismo.

No se llama ‘virus del miedo’ en vano. El ébola, protagonista indiscutible de las noticias de salud en estos días, es una enfermedad provocada por uno de los virus más peligrosos que existen. Su alta mortalidad, que puede variar entre el 30% y el 90% según la cepa, ha hecho saltar todas las alarmas.

El ébola no tiene cura. La aparición del primer paciente afectado por este virus, posiblemente un niño de dos años en Guinea, no despertó sin embargo las sospechas. Era marzo. La enfermedad se veía demasiado lejana para el mundo occidental, concentrada en algunos de los países más pobres de África.

Cinco meses después, las cosas han cambiado. La epidemia del ébola, calificada como «emergencia de salud pública internacional» según la Organización Mundial de la Salud, se ha extendido en el continente africano. Los últimos datos de la OMS hablan de casi 2.500 pacientes afectados. Más de mil trescientas personas han fallecido por el ataque mortal del virus.

Entre los muertos, el primer europeo, Miguel Pajares. Su traslado al Hospital Carlos III de Madrid y la aplicación del suero experimental ZMapp no parecieron surtir efecto. El misionero falleció una semana después de haber sido ingresado en el centro madrileño. Hace unos días, sin embargo, una buena noticia llegaba desde Estados Unidos: dos de los pacientes afectados por esta enfermedad, y tratados con el mismo suero, recibían el alta. ¿Funciona entonces el fármaco experimental?

Para entender cómo funciona el suero aplicado, se debe entender primero cómo ataca el virus del ébola a nuestro organismo. Tras la infección, este organismo se comporta como cualquier otro virus: trata de hacerse con el control de la maquinaria molecular de las células humanas. Y en particular, su diana son las células endoteliales de los vasos sanguíneos, ya que trata de destruirlas a toda costa.

Es por ello que la enfermedad se caracteriza por hemorragias masivas. La única forma que tenemos de defendernos es que nuestro cuerpo sea capaz de producir los suficientes anticuerpos contra el virus para así poder ‘neutralizar’ su ataque. El suero experimental, desarrollado por la compañía biotecnológica Mapp Biopharmaceuticals, trata precisamente de ‘mimetizar’ la acción defensiva de nuestro organismo.

El suero es en realidad un cóctel de tres anticuerpos monoclonales humanizados producidos en la planta Nicotiana benthamiana, más conocida popularmente como tabaco. Esta especie vegetal es utilizada por ser una ‘fábrica’ sencilla y rápida de usar, además de que la producción puede ser escalable a nivel industrial.

Sin embargo, es imposible que hayan suficientes fármacos ZMapp. La primera razón es científica: esta terapia jamás había sido probada en humanos. La combinación de anticuerpos fue identificada por primera vez en enero de 2014, y sólo había sido evaluada en monos. El segundo motivo es puramente logístico: Mapp Bio confirmó el pasado 12 de agosto que no disponía de suficiente stock. En todos los casos solicitados, la compañía había cedido el fármaco de manera gratuita.

 

 


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