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Columnas de Opinión

Para saber y contar (XIX)

MIÉRCOLES, 16 DE ABRIL DE 2014


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1.-La educación, a pesar de los terremotos e incendios, sigue siendo el tema central del escenario político y social del país.

En primer lugar, deseamos reiterar nuestra afirmación de unas semanas atrás: la municipalización fracasó, fue una buena idea sin resultados positivos, y lo razonable es, entonces, echar pie atrás y acoger la tesis de la desmunicipalización: volver los establecimientos educacionales, actualmente administrados por los municipios, al Estado-Fisco. No hubo voluntad de financiarla, la privaron de calidad, la dejaron morir poco a poco. No hay alternativa. Y si a alguien no le gusta rectificar rumbo, le recuerdo la frase del gran Presidente Santa María, dicen que el más inteligente de los que ha tenido Chile: “Solo los burros no cambian de opinión”.

La verdad es que creo que la municipalización, siendo impecable en doctrina y aplicada exitosamente en muchos países más civilizados que el nuestro, en los cuales el municipio administra todo, hasta la electricidad y los teléfonos, en el nuestro fracasó porque somos un país sin altura de miras, en que el ideologismo no admite acoger las buenas iniciativas, si no son las del sector o gobierno de turno, y el “de derecha” a que algunos se refieren, no tuvo voluntad ni intención de impulsar el proceso, con lo cual mostró la ojota: una versión light de la izquierda. Quienes tienen vergüenza de defender el lucro legítimo, y han amasado fortunas, sencillamente son incoherentes y, ¡por favor!, no sigan con el cuento que eran de derecha. Nos molesta a lo que lo somos de verdad.

En segundo lugar, volver los establecimientos educacionales públicos al Estado-Fisco, no significa, en caso alguno, limitar ni menos prohibir la libertad de enseñanza, constitucionalmente reconocida y tutelada. Puede haber todos los colegios particulares que se quiera, con parámetros de calidad y eficiencia reconocidos, como lo ha sido en toda nuestra historia. Nadie está obligado a matricularse en ellos, es una decisión libre de la familia del educando, si está dispuesta a cargar con el costo pertinente. Lo esencial es que el Estado debe proporcionar educación gratuita y de calidad a todo quien se lo pida, sin limitaciones. La doctrina es clara: Estado y mercado comparten la tarea, uno no excluye al otro.

En tercer lugar, la educación pública no puede seguir siendo sinónimo de mediocre, debe ser la mejor, y para eso se requiere: buenos maestros y dinero suficiente. La reforma tributaria no servirá mucho, salvo para despilfarrar más dinero, si no va asociada con proyectos concretos para elevar la calidad de los maestros y a una actualización técnica de los planes de estudio.

2.-Para comenzar con el cambio, es indispensable que el Magisterio se dignifique a sí mismo, que recupere su prestancia, su autoridad, que no ande en las calles siguiendo a sus alumnos, exactamente a la inversa de antaño, eso no prestigia a nadie. ¿Se imaginan al Papa detrás de los monaguillos? ¡Aleluya!

3.-La frase de la semana: “El  optimismo sueña que tiene alas, el pesimismo sueña que no tiene pies”. ¡Muy buena!, aplíquela.

Mario Barrientos Ossa.

Abogado.

Magister en Derecho U. de Ch.

 



Acerca de Mario Barrientos Ossa.
Nació en Rancagua. Egresó del Instituto Nacional y cursó Derecho en la Universidad de Chile. Es Diplomado en Administración Pública y Magíster en Derecho de la misma casa de estudios. Se desempeñó como Contralor Regional y subjefe del Departamento de Estudios de la Contraloría. Posteriormente, fue Asesor Jurídico de la División El Teniente. A contar de 1994 ejerce liberalmente la profesión en su Estudio Jurídico. Fue alcalde de Rancagua y uno de los cofundadores de la Universidad Leonardo da Vinci. Fue profesor en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y en la Universidad de Aconcagua, cuya Revista de Derecho creó y dirigió. Se desempeñó como Abogado Integrante de la Corte de Apelaciones de Rancagua.
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