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Columnas de Opinión

Academia e incendio

JUEVES, 17 DE ABRIL DE 2014
Publicado por

Columna de Opinión



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A partir de dos incendios anteriores en Valparaíso hubo un conjunto de recomendaciones hechas por las universidades de Chile y de Valparaíso, que no fueron tomadas en cuenta. ¿Por qué quienes tenían que tomar las medidas no consideraron estos informes? De otro modo ¿Qué valor tiene la universidad ante la opinión pública y ante las autoridades técnicas y políticas? La universidad ante la opinión pública menos ilustrada es un estructura conflictiva, con paros, marchas y desórdenes; cuando se trata de familias involucradas en la actividad universitaria, los padres más que preocuparse por la universidad donde estudian sus hijos, mayoritariamente, quieren que estos se reciban no importando en cuales de ellas sea. Hoy no importa mucho la calidad académica, el tipo de universidad u otra distinción.

Es decir, la universidad hoy es amorfa ante los ojos del público, una fábrica de profesionales, pero las particularidades de las universidades quedan desdibujadas. Ello porque, además, la mayoría de los universitarios no proviene de hogares con otros universitarios. Pero, ¿son las universidades iguales o, al menos, parecidas? En realidad son bien distintas en calidad, tradiciones, fundamentes intelectuales, religiosos filosóficos e, incluso, dependencias económicas.

Pero hay otro factor: en algún momento deben hacer una genuflexión a la CNA, la Comisión Nacional de Acreditación. Una estructura despretinada que trata de blanquearse volviéndose rígida y estricta; lo que no significa que no haya universidades que de tales sólo tienen el nombre; pero otra cosa muy distinta es disminuir las acreditaciones como política. La CNA define lo que es una Universidad, pone criterios que se deben cumplir, mas, no presta ningún apoyo entre acreditaciones para mejorar el proceso.

Por ello, lo que diferencia a las universidades no son cuestiones de la naturaleza de la universidad, sino de otros factores, como más arriba se dijo: religión, filosofía, o negocio; sobre todo esto último: las universidades se diferencian según su relación con el financiamiento. La única excepción son las tradicionales históricas, las ocho y una que otra derivada de ellas.

Nadie pesca a la academia porque su producción no llega a las masas ni a los que toman decisiones, ya no hay extensión sino una brumosa conexión con el medio, y muchas no investigan. Comparto la idea, de un ex rector de la Universidad de Chile, que hay que tener una gran universidad que sirva de motor y modelo para el resto. Algunos audaces creen que es mejor denostar a la Universidad de Chile antes que intentar acercarse a sus logros y méritos.

Rodrigo Larraín.
Docente U Central de Chile.


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