Hoy en día mucho se habla sobre el uso de plaguicidas o “químicos” en la producción de alimentos y los eventuales daños a la salud humana que conllevan. El consumidor tiene el derecho a una alimentación de calidad y sana, pero también es importante que se informe de los riesgos a que se expone por el consumo de vegetales a los cuales se les aplica algún plaguicida en la producción y conservación de alimentos.
Debemos entender qué es un plaguicida, también denominado pesticida, agroquímico o simplemente “químico”.
Quizás el término más adecuado sea “fitosanitario” para referirse a productos o compuestos químicos, y/u orgánicos, utilizados para combatir las plagas y enfermedades que afectan la producción agropecuaria con el fin de proteger a los cultivos y mejorar la producción, el almacenamiento, transporte, distribución y elaboración de alimentos, productos agrícolas o alimentos para animales, o para combatir parásitos externos en los animales.
Por residuo de plaguicidas entendemos cualquier sustancia específica, tóxica o contaminante, presente en alimentos, productos agrícolas o alimentos para animales, como consecuencia del uso de fitosanitarios.
Pero ¿son necesarios los plaguicidas o fitosanitarios?
El uso de agroquímicos, como principal estrategia de control de plagas, ha dado grandes beneficios a la humanidad. Por ejemplo, han evitado que más de mil millones de personas padezcan de malaria con el uso de DDT (hoy prohibido). En el plano de la producción agropecuaria, se estima que los organismos causales de plagas y enfermedades son responsables del 37 al 50% de las pérdidas reportadas en la agricultura mundial.
Actualmente no es posible una agricultura con altos rendimientos sin la utilización de medidas de protección de plantas, entre las cuales los plaguicidas siguen teniendo una importante participación. Sin embargo, su uso intensivo y desmedido ha traído como consecuencia resultados bastante contradictorios. Por un lado, el uso de fitosanitarios ha contribuido a incrementar la disponibilidad de alimentos, pero por el otro, aún están causando efectos detrimentales para el medio ambiente, la salud pública y los enemigos naturales.
El mal uso de estos provoca efectos negativos los cuales son informados en la fabricación, transporte, aplicación, consumo de productos con niveles de residuos altos y desechos de los fitosanitarios.
Pero, ¿Cómo estamos en Chile? Hasta ahora nuestro país cuenta con una excelente posición asociada a protocolos de fitosanidad e inocuidad alimentaria en las especies frutícolas de exportación y, en general, no presenta grandes problemas de residuos de plaguicidas.
Oscar Navea Muñoz.
Jefe Carrera Agronomía Zonal Sexta Región.
Universidad de Aconcagua.
oscar.navea@uac.cl
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