Una vez más, los colegios particulares de la Región del Libertador reflejaron las diferencias abismantes –brechas, según los técnicos– entre la educación pública y la privada, con los resultados del proceso de selección para el ingreso a las universidades pertenecientes al Consejo de Rectores, que ya no está integrado sólo por las llamadas tradicionales y estatales.
En resumen, todos los alumnos que obtuvieron puntajes nacionales en la PSU 2011, pertenecen y fueron formados en colegios particulares y como siempre, en el listado de los establecimientos figuran los colegios Maristas –O’Higgins de Rancagua y San Fernando, de San Fernando–, el Instituto Inglés de Rancagua, el tradicional Instituto Regional Federico Errázuriz de Santa Cruz, y los colegios Quimahue, San Lorenzo y Villa María, también de Rancagua. Como se ve, todos privados y que, por lo demás son reconocidos por su calidad.
Aún cuando la máxima autoridad regional de la Educación señala en nuestras páginas que la ausencia de los establecimientos municipales, como el Liceo Óscar Castro Zúñiga de Rancagua, entre los mejores puntajes del examen nacional, está directamente relacionada con las extensas movilizaciones en pos de una educación de calidad, en nuestro parecer, si bien podría haber parte de razón, los resultados son la consecuencia de la alicaída situación que desde hace demasiado tiempo están enfrentando, especialmente, los recintos municipales.
Pero no queremos polemizar en medio de las altas temperaturas que registran los termómetros, porque la idea es rescatar las señales que pueden advertirse en los resultados. Ya el año pasado la situación fue similar, sin paros de por medio, por lo que se puede concluir que algo no funciona como debería en el sector.
Una señal potente, relacionada con estos resultados y con el ambiente previo que se vivió entre el estudiantado, es la baja evaluación obtenida por el Presidente Sabastián Piñera y su gobierno, donde particularmente pesan –o debieran pesar– fuertemente las movilizaciones estudiantiles.
El manejo del conflicto y sus coletazos, debieran ser considerados a la hora de retomar las conversaciones con los actores involucrados en las movilizaciones sociales, donde el diálogo –un verdadero diálogo– permita dar paso a las posibles soluciones a un tema que, a la luz de los resultados de la PSU y también del Simce, no puede seguir esperando.
El diagnóstico está hecho, falta buscar soluciones efectivas para que las diferencias en cuanto a la calidad de la educación disminuyan de verdad y no sólo en los discursos. Si el temor es a que desaparezcan los colegios subvencionados, como en algún momento lo predicaron apocalíticamente algunos personeros de gobierno, ya sabemos que eso no sucederá, porque siempre habrá compatriotas que quieran entregar a sus hijos una mejor educación, que encuentran en el sector privado.
Mercado hay para todos, pero mientras tanto, a diferencia de lo predicado hasta ahora por quienes lideran el tema desde el gobierno, quienes seguirán usando las becas y beneficios para la educación superior, por sus puntajes y preparación, seguirán siendo los alumnos de colegios privados, de mayores recursos…
Julio E. Jerez Reyes
Director (I)
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